Para Bendecir A Otros



Hadasa era una jovencita que amaba al Dios de Israel, a quien la vida le jugó chueco: quedó huerfanita y para acabarla, su pueblo vivía esclavizado en una nación pagana, es decir una nación en la que se adoraban a otros dioses. Afortunadamente su primo, Mardoqueo, la adoptó, la cuidó y le ayudó a ser una mujer virtuosa. Se me olvidaba agregar que físicamente era muy hermosa.

Hay algo que no podemos olvidar: Dios es un excelente estratega. Es experto en mover todo, incluso lo malo, a favor de los que le aman. Y fue así como sin querer o buscarlo, Hadasa se convirtió en la esposa del rey de esta nación: se convirtió en la reina Esther. Pero todo lo que Dios hace tiene propósitos, y es por ello que podemos entender que Dios nos bendice para ser bendición a los demás. Esto fue lo que aprendió Eshter.

Dentro del equipo del rey había un hombre ambicioso, malvado, que por orgullo planeó la destrucción del pueblo judío. Pero no contaba con la mano de Dios a favor de su pueblo. En esta ocasión había puesto a una reina judía a fin de proteger a su pueblo del momento de la destrucción.

Tú y yo hemos sido bendecidos por Dios y hemos sido colocados en una familia, escuela, colonia, trabajo, empresa, etc. A fin de poder ser de bendición a los demás. Al igual que la reina Esther, hemos llegado al lugar al que estamos precisamente para el momento que estás viviendo, de tal manera que puedas bendecir y preservar la vida de tus seres queridos o compañeros al compartir las bendiciones con las que Dios te ha bendecido. Actuando e intercediendo a favor de ellos ante el Rey de reyes y Señor de señores, tal y como lo hizo la reina Esther a favor de su pueblo.

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