Padre



En cierta etapa de mi vida me sentí totalmente solo. Como que nadie me entendía, quién me entendía no me comprendía, quienes podían quizás comprenderme no me querían escuchar. Mis padres metidos en su mundo, mi padre esclavizado en un vicio, mi madre desahogando sus frustraciones sobre nosotros sus hijos. Los amigos pues aunque quisieran no podían ayudarme, la mayoría de sus consejos sabía que me traerían mayor pesar (irme de casa, irme a tomar o drogarme para olvidar las penas, tener sexo, etc.); las chicas no me pelaban. Solo faltaba que mi perrito llegara y marcara territorio sobre mí.

Pero sucedió algo maravilloso, comencé a escuchar más acerca de Dios, de su amor, de su interés por mí. Al principio no lo podía asimilar: 'Si Dios es bueno, porque permite que yo siendo bueno pase por cosas malas'; 'Si Dios se interesa por mí, porque no escucha mi oración y cambia a mi familia'; 'Si Dios me ama, porque no mejor me lleva'. ¡Cualquier parecido con tu realidad es mera coincidencia!

Pero bueno, me decidí, nada perdía y comencé a entender que en un mundo lleno de maldad lo increíble es que aún me sucedieran cosas buenas y maravillosas. A entender que debía dejar de ser orgulloso y pensar que todos los demás están mal, y entonces pedí y permití a Dios que antes que cambiara a los demás me cambiara a mí.

Y en cuanto al amor que necesitaba, en cuanto a la soledad que sentía, en cuanto a la necesidad de un Padre amoroso... Él fue llenando mi corazón con estas palabras: 'Tú eres mi hijo, hoy he llegado a ser tu Padre'. ¿Y qué padre mejor que Dios? Sabio para aconsejarme, amoroso para abrazarme, Poderoso para protegerme, etc.

El anhelo de Dios para contigo es exactamente lo mismo: quiere que puedas llamarle PADRE. Y que disfrutes de su amoroso cuidado y bendición paternal.

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