Y ¿Se Puede Escuchar A Dios?

Discipulado "¿Y Ahora Qué?" - Lección 4

El Señor nos habla a través de la Biblia, su Palabra. Pídele al Señor que te hable cuando lees su Palabra. Es bueno establecer el hábito de leerla todos los días. Si no lo haces un día, Él aún estará contigo, pero si ignoras la lectura de su Palabra, comenzarás a perder la frescura de tu nueva relación con él. Se te acabará la energía que proviene de tu propia “batería” espiritual y necesitarás ser recargado con la ayuda de la “batería” de Dios. Cuando empezamos a leer la Biblia es probable que no entendamos todo. Pero lo que comprendemos es suficiente para alimentarnos, como lo es la leche para un bebé recién nacido (1 Pedro 1:23 – 2:2).

El Señor también nos responde a través del Espíritu Santo cuando oramos. Cuando oras, no tienes que hacer todo un discurso; puedes permanecer en silencio y escuchar. Esto toma tiempo y la experiencia varía de persona a persona. Frecuentemente recibirás inspiración o te sentirás sensible hacia algo que escuches (Salmos 46:10; Juan 16:13–15; 1 Corintios 2:12).

La oración puede ser espontánea, pero también es muy valioso destinar un tiempo especialmente para hablar con Dios. Algunos acostumbran a dedicar un momento cada mañana para la lectura bíblica y la oración y les es de gran provecho. Jesús nos dejó un ejemplo ya que él se levantaba temprano en la mañana para orar (Marcos 1:35). Pero otros no madrugan. Entonces apartan tiempo por la tarde o noche. Debido a que los humanos desarrollamos costumbres, nos ayudará mucho estar conscientes que debemos crear el hábito de pasar un tiempo especial con el Señor, en oración y lectura de la Palabra.

Podemos orar por cualquier necesidad. Muchas veces el leer la Biblia nos inspirará a orar por algo específico. Por su puesto nuestra propia familia, amigos y situaciones de trabajo o de la escuela son motivos poderosos para la oración.

Ora por tus amigos y parientes que aún no conocen a Dios de manera personal.

Con frecuencia se pasa por alto un punto muy significativo en la oración, y que Jesús mismo señaló. En Mateo 9:38 Jesús nos dice que pidamos que más gente sea enviada a trabajar para él. Orar por esto significa que uno mismo esté dispuesto a ser uno de los que él ha seleccionado para enviar. Observa lo que sucedió después que Jesús exhortó a sus discípulos a orar por esto: Él los envió con autoridad para predicar acerca de su reino (Mateo 10:7).

El motivo por el cuál Dios nos dejó Su Palabra escrita, la Biblia, es para que al aplicarla el Espíritu Santo nos ayude a parecernos más a Jesucristo.

La Biblia es “la Palabra inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17). Por esta causa, debemos estudiarla regularmente. Si fallamos en esta área crítica de la vida, nuestra relación con Dios y Su propósito para nuestras vidas pueden perderse.

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