Aprende A Disfrutar La Vida
Para Aprender A Disfrutar La Vida…
Mejora Cada Día
¿Sabías que Jesús hizo un sacrificio extremo por ti? ¿Estás dispuesto a hacer cambios extremos en tu vida por Él? ¿Podrías decir, con honestidad, que te apasiona tu fe y ser discípulo de Jesús? Ojalá y sí. Pero si en tu vida, sólo un día a la semana te acuerdas del Señor, mientras que el resto de la semana ni siquiera piensas en Jesús, entonces necesitas un retoque espiritual.
Jesús no desea que seamos del tipo de personas que siguen a la manada, o de aquellos que corren con mucho impulso sólo 1 kilómetro. Jesús quiere que tú seas “una nueva creación”, alguien que sí pueda superar todo lo malo que has aprendido a hacer, para dejar fluir todo lo bueno que Dios ha puesto dentro de ti; alguien que se esfuerza cada día por seguir a Jesús, por permitir que lo malo en su vida vaya siendo sepultado, mientras que fluye todo lo bueno a través de ti. Eso es ser un discípulo de Jesús, ser alguien que lo imita para dejar sepultado el antiguo yo, esa persona llena de tristezas, de ira, de dolor, de fracasos, de temores, de fobias, etc.; para dejar que aparezca el nuevo yo, alguien parecido a lo que fue e hizo Jesús en esta tierra.
Tú eres un recipiente del amor de Cristo. Y como todo recipiente, llega el momento en que si se sigue llenando comienza a derramarse, así pasará al permitir que Cristo siga llenándote con su amor, llegará el momento en que tu vida rebosará del amor de Dios. Comparte tu fe con los demás, el mundo necesita conocer este amor que tú puedes experimentar hoy de Él. El mundo necesita que comiences a vivir como un discípulo de Jesús.
Así que el día de hoy di: Señor, soy un discípulo tuyo. Confío en Ti. Ayúdame a obedecer tus enseñanzas, y a compartir esta fe que tengo en ti. Compartir con este mundo tan necesitado, tu amor, y la vida abundante que has puesto en mi. Desde hoy y para siempre. En el nombre de Jesús. ¡Amén!
Todo el que quiera ser mi discípulo debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva. (Juan 12:26)
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