La Fuerza De La Costumbre

Para mis conocidos no es fácil de ignorar el hecho de que se me va el avión y gacho. Se me olvida mucho algunas cosas, detalles, nombres, etc. Sin embargo hay cosas que me han pasado no por olvido, sino por la fuerza de la costumbre.

Por ejemplo, cierto día al salir de la oficina me dirigí a donde siempre dejo estacionado el auto, mi sorpresa fue que no estaba. Volví a entrar para volver a salir, como si eso hiciera aparecer el auto nuevamente. Pero no, no apareció. Pregunté con las personas que estaban allí y nadie supo darme razón del auto, hasta que me fui a la parte de atrás y recordé por fin que el auto, en esa ocasión, lo había dejado estacionado en otro lugar. ¡La Costumbre!

Muchas cosas chistosas me han pasado por la fuerza de la costumbre. Y por allí leí a alguien que dice: “El hombre es un animal de costumbres”. Bueno, pues tanto así como animal pues no soy; pero de costumbres, ni quien lo niegue. ¿A poco no te pasa a ti? Despiertas y haces las cosas ya por mera costumbre.

El ser humano se acostumbra incluso a aquello que sabe que le hace mal. De allí surge la frase tan popular: “Mejor malo por conocido que bueno por conocer” o cosas como “Para que cambiar, si así estoy bien”. Y es que nos da pánico el despertar un día y sentir que todo cambió.

Muchas de las cosas que hacemos, las hacemos ya sin pensar ni meditar en ellas. La mayoría de esas cosas no nos traen nada bueno, pero ya nos acostumbramos a vivir así. Fines de semana en el antro, ponernos hasta atrás y arriesgar la vida mientras manejamos ebrios, la droga de cada mañana, el cigarrito pa’l calorcito, el rapidín con la novia o el novio, volarnos la clase del profe barco, chatear y algunos ligar por Internet, etc, etc.

Algunos también viven de costumbres en cuanto a su relación con Dios, van a la iglesia por costumbre, cantan o aplauden por mera costumbre, hasta oran por mera costumbre: “Señor bendice estos alimentos que en unos momentos se irán pa’dentro”, algunos hasta sirven a Dios por mera costumbre.

El Señor no nos hizo para ser animales de costumbre. Dios nos creó como seres racionales, para que meditemos y pensemos en las cosas que hacemos y no que las hagamos solo por la fuerza de la costumbre. Sobre todo, si esas costumbres nos llevan a ofenderle, a pecar y nos alejan de El.

A Dios le gusta que el hombre medite en sus caminos y lo tome en cuenta a EL para todo y ¿tú lo haces o haces todo por la fuerza de la costumbre?

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