Promesas Puras



Dios nos da cientos de promesas, y cada una de ella es como plata refinada. ¿Eso qué quiere decir?
Bueno pues la plata tiene que pasar por un proceso de refinamiento (se caliente por encima del punto de fusión) para ir separando la plata de otros  minerales tales como plomo, zinc, etc. Al punto que la plata llega a ser pura. Obteniendo entonces las siguientes características: es un metal precioso; blanca brillante con lustre metálico y refleja imágenes; es más fuerte que el oro; puede ser estirada en hilos muy finos y laminada en hojas.

Las promesas de Dios por tanto son preciosas porque tienen que ver con el deseo de su corazón de bendecirte. Son promesas que demuestran su divinidad porque muchas de ellas parecen imposibles de ser, pero se cumplen; y reflejan todo su Ser, Su Amor, su Corazón por ti. Son promesas que no se rompen, aún más fuertes que el oro. Pero cuyo cumplimiento no vendrá de una sola forma, puede ser en un proceso largo y fino, o de un sólo golpe.

No olvides entonces que: ¡Dios no es puras promesas... Dios es promesas puras!

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