Dios Previene



Un pueblo, esclavizado por una potencia mundial, fue testigo de cómo tal nación fue destruida por su pecado. ¿Cuál fue su pecado? Uno muy sencillo, no escuchó la voz del Señor, no obedecieron la voluntad de Dios.

Déjame te explico: Dios quería que su pueblo, Israel, fuese libre. Así que envió a Moisés a pedirle a Faraón que liberase a su pueblo, que los dejase ir a adorarle. ¿Difícil de hacer? ¡No!, al contrario. La petición era justa, porque debían recordar que el pueblo de Israel se quedó a vivir en su territorio con el consentimiento de otro Faraón y en gratitud a que un judío, José, los había salvado. Y ahora se estaban aprovechando de ellos. Pero Faraón se opuso, a la voz del Señor e incluso dijo: ¿Quién es Dios para que yo le haga caso? El resultado fue que plagas y enfermedades vinieron como consecuencia de sus acciones, y el pueblo de Egipto sufrió.

El Señor ahora hace una advertencia, quiere que nosotros no suframos ni enfermedades o plagas. Para ello debemos ser humildes y no orgullosos como Faraón. Debemos escuchar la voz del Señor, obedecer su voluntad, hacer lo correcto ante sus ojos. El vivir en su voluntad produce en nosotros salud: emocional, física y espiritual. Pero ten cuidado de actuar como faraón, diciendo con tus acciones: ¿Quién es Dios?, desobedeciéndole o no tomando en cuenta sus mandatos en tu vida.

Dios es un nuestro sanador, pero es un Dios proactivo, preventivo y por ello nos pide que escuchemos su voz para evitar cualquier enfermedad o plaga en nuestra vida.

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