Dios Bendijo



Desde el principio podemos notar el deseo del corazón de Dios para la humanidad es: bendecirla.

Había terminado la creación. Todo el planeta tierra parecía un hermoso Edén: peces en ríos, lagos y mares sin contaminación. Montañas y valles, verdes de tantas plantas y árboles frutales, comestibles todos. Aves y animales exóticos, y muchos que ya ni siquiera podemos imaginar porque se extinguieron. Todo esto libre de contaminación ambiental y sobre todo espiritual. Y con todo y esto Dios bendijo al ser humano con sus palabras. ¿Qué más bendición podría desear? Tenía todo a su disposición.

Dios declaró sobre la humanidad una bendición maravillosa: dar fruto, dar buenos y excelentes resultados, en otras palabras, ser exitoso. Y tener una descendencia con quien compartir ese éxito, porque un éxito no es éxito si no hay con quien compartirlo o a quién bendiga además de ti mismo.

Además le entregó el señorío sobre la tierra, debemos de cuidarla, debemos hacer buen uso de ella, deberíamos valorarla porque es una bendición de parte de Dios.

Pero el punto clave es que Dios, desde el principio ha deseado bendecir a la humanidad, y pese a su estado caído. Dios sigue bendiciéndonos ahora a través de su hijo Jesucristo.

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