Aprende A Disfrutar La Vida

Día 80
Para Aprender A Disfrutar La Vida…
Escucha A Dios

Ahora sí, todos aquellos que alguna vez lo han pensado tienen permiso de externarlo: “¡Julito está loco!”. Y es que se dice por allí: “Quién dice que le habla a Dios es un fanático, pero quien asegura que Dios le habló está loco.” Pues entonces, ¡Sí! Estoy algo o quizás muy loco. Pero es que puedo decirte que tengo la hermosa oportunidad de hablar con Dios, pero la maravillosa bendición de que Dios habla conmigo. Y esa misma oportunidad la tienes tú. Y no, ¡no es locura! Es la neta.

La voz de Dios no es una voz como de ultratumba, o tampoco viene con una luz que se enciende desde el cielo y que viene acompañada de cantos angelicales (con razón Dios mismo dijo que nuestros pensamientos no son los de Él), nada que ver. Su voz no viene rodeada de misticismo o faramalla, su voz está claramente expresada en forma de mandamientos, de consejos y de promesas en la Biblia; pero también es ese sentir que habla en pureza, que produce paz en tu interior, que es amable, benigna y llena de misericordia, que producirá en tu vida buenos frutos, obvio no te deja en incertidumbre y mucho menos es hipócrita.

Así que yo te invito a que hables con Dios cada día, pero también escucha su voz. Verás que al comenzar a escuchar su voz, al obedecerle y no alejarte de Él, tu vida tomará un rumbo maravilloso, mucho más allá de lo que te pudiste haber imaginado. Ejemplos: David fue un pastorcito que se convirtió en el rey más grande que ha tenido la nación de Israel. Tu servidor, quién hoy disfruta de una vida maravillosa, con una familia preciosa, libre de vicios y adicciones; con luchas como cualquier otra persona pero con la bendición de Dios cada día.

El día de hoy dile al Señor: Dios, creo que siempre te hablo pero la mayoría de las veces no te he escuchado. Ayúdame a prestar atención a tu guía y dirección. A buscar momentos de quietud en mi vida para platicar contigo y escuchar tu voz a través de la Biblia pero también a través de tu Espíritu Santo. Y que cada actividad en mi vida diaria sea agradable a ti. En el nombre de Jesús. ¡Amén!

El Señor Soberano me ha dado sus palabras de sabiduría, para que yo sepa consolar a los fatigados. Mañana tras mañana me despierta y me abre el entendimiento a su voluntad. El Señor Soberano me habló, y yo lo escuché; no me he rebelado, ni me he alejado. (Isaías 50:4-5)

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