Declarando Lo Que Creemos

¿Decláralo Y Así Será?
¿Declaras por qué crees o Declaras para creer?
Descubre por qué es tan importante declarar lo que crees



Si declaras con tu boca que Jesús es el Señor, creyendo de corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, Dios te salvará. Porque quien cree de corazón, Dios lo da por justo; y a quien reconoce a Jesús, Dios lo salva. (Romanos 10:9-10)
Creo que has escuchado por allí: “Decláralo y así será”. ¿Te suena familiar? A muchos cristianos ¡sí! Pero déjame decirte que también es familiar para muchos no creyentes, ya que cosas así les recuerda algo que se llama “Pensamiento positivo”: ¡Llámalo (decláralo), piensa positivamente acerca de algo y lo atraerás! Y es que la idea de: “declara” lo que quieras para tu vida está dejando algo muy importante fuera.

En una ocasión Jesús dijo: Tengan fe en Dios. Les aseguro que si alguien le dice a este monte que se mueva y se arroje al mar, y no duda que va a suceder, el monte lo obedecerá (Marcos 11:23). Y esto nos enseña el principio de manera adecuada. Jesús dijo “declara lo que en tu corazón tienes la certeza que pasará”. Jesús no dijo que obtendrían lo que creyeran, sino lo que creyeran y confesaran.

Es que el declarar o confesar es la prueba de nuestra fe. Pero jamás será al contrario, no es la declaración o la confesión lo que provocará fe. Es la fe la que puede provocar una verdadera confesión.

Me encanta como funciona esto:
1. Tú crees en tu corazón. Ten fe en Dios, y tendrás la certeza de una promesa de Dios para tu vida. La palabra del Señor deja de ser logo (algo sólo escrito para todos) y se convierte en rhema (algo dedicado y verdadero para tu vida).
2. Tú lo declaras y lo confiesas. En otras palabras, le estás diciendo al Señor, ¡sí te creo! Así que espero que lo cumplas en mi vida. Es como decirle al Señor, ¿dónde firmo para que lo hagas?
3. Entonces el Señor hará. Dios entra en compromiso contigo y Su Palabra, y pronto verás la respuesta a esa confesión. Verás como la montaña te obedece. Verás como Dios te salva.

Confesar o declarar jamás será para crear fe en nuestro interior. Al contrario, es vivir en la luz permitiendo que nuestra vida y nuestra boca demuestren lo que creemos en nuestro corazón. Así que: a creer, a confesar, y a disfrutar las promesas de Dios.

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