Dios, Mi Luz



Viene a mi mente una escena de la película ‘Avatar’ de James Cameron, en la que el personaje principal se encuentra perdido en la noche, en un bosque de Pandora. Si estar perdido en un bosque ya de por sí es malo, lo es ahora en un planeta desconocido, con animales que no conoce merodeándole y sin luz que le muestre por dónde ir. Por tanto busca la forma de hacerse una antorcha, aunque esa misma antorcha le impedía ver que la misma naturaleza le alumbraría lo suficiente.

¿Cuántas veces nos hemos encontrado en situaciones similares? En medio de tal dificultad que no podemos ver lo que está pasando. Las tinieblas que produce una adicción no nos permite ver cuánto daño estamos ocasionando a nosotros mismos y a quienes nos aman, y mucho menos que podamos ver el camino a la salida. O que me dices de las tinieblas de un conflicto familiar, sentimental, económico, etc. E intentamos de mil y un maneras encender antorchas, aunque muchas en realidad parecían cerillos; sólo veíamos un poquito y por poco tiempo.

Cuando le permitimos a Dios iluminar nuestro camino, notarás que la lámpara que enciende para ti es increíble, sobrenatural, maravillosa. Una luz que ilumina todo y no se apaga al poco tiempo. Es una luz que te permite ver la salida o la respuesta. Es una luz que te permite ver con claridad que es lo que te estaba acechando. Es una luz que te permite ver incluso tu interior para despojarte de aquello que tanto te estorba. Es una luz que trae incluso calor y paz a tu interior.

Permite que Dios sea tu luz en esos momentos de oscuridad. Tan sólo pídele que intervenga a tu favor.

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