Prejuicios



Recuerdo que en cierta ocasión, me invitaron a dar una conferencia a otro estado. Fui acompañado por alguien mayor que yo para que manejara y de esta forma yo pudiera llegar descansado al evento. Cuando llegamos al lugar, la persona que me conocía y me invitó no estaba, los de staff nos saludaron amablemente y al descargar nuestro equipaje de inmediato ayudaron a mi acompañante, y lo dirigieron al interior del lugar mientras que yo iba detrás cargando mis cosas viendo detenidamente el lugar.

Finalmente nos llevaron con nuestro anfitrión quien se presentó, pero no nos dio oportunidad de decirle nuestros nombres, sino que comenzó a platicar con mi acompañante a contarle un poco de la historia de su vida. Mientras tanto yo me senté y comencé a revisar mis notas para la conferencia. Fue entonces que apareció la persona que me había invitado y me agradeció el que hubiese llegado. Fue entonces que noté lo que se me estaba haciendo obvio, ‘todos habían pensado que mi acompañante era el conferencista invitado’. Juzgaron por la apariencia física (mi edad).

¿Cuántas veces hemos juzgado el contenido del libro por la portada? Por no tener una buena presentación (a nuestro parecer) nos perdimos un excelente contenido; o por tener una excelente presentación fuimos vilmente engañados. ¡Tengamos cuidado con el prejuicio! La apariencia física puede no estar de acuerdo con el interior de la persona, por tanto date tiempo antes de juzgar a alguien.

Siempre date oportunidad de conocer el corazón (las razones, motivaciones, su carácter, sus valores, etc.) de alguien antes de desecharlo o bien antes de aceptarle.

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