Demostrando Lo Que Creemos

¿Fe Sin Obras?
¿Demuestras Lo Que Crees En La Forma En La Que Vives?
Descubre porque es tan importante demostrar nuestra fe


Así pasa también con la fe: por sí sola, sin acciones, está muerta (Santiago 2:17)
Para mí, fe significa acción. Y es que no podemos responder a Dios de manera pasiva. Ya has escuchado la historia del equilibrista que pasaba una y otra vez sobre la cuerda floja escuchando los aplausos. Entonces dijo: “¿Quién cree que pueda llevar a un hombre sobre mis hombros?” Los espectadores afirmaron a la pregunta. Entonces dijo: “Está bien, ¿quién quiere subir a mis hombros?” Sólo la persona que se suba es la que realmente cree. Y es que fe no es solamente creer en algo o alguien. La fe se demuestra subiéndose sobre algo o alguien.

En este sentido la fe es como el amor ágape. Por ejemplo cuando nos referimos al amor como sustantivo, estamos hablando de cuestiones del carácter: paciente, benigno, etc. (1 Corintios 13:4-7). Así que al decir que Dios es amor estamos describiendo su carácter. Pero esto cambia cuando hablamos del amor como verbo, porque entonces expresamos una acción: “Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio…” (Juan 3:16). Si sólo decimos que amamos a alguien pero no hacemos nada por esa persona, sólo estamos hablando de sentimentalismo y no de amor ágape. El verdadero amor se expresa en suplir la necesidad de la otra persona.

La fe es así. Cuando la usamos como un sustantivo, estamos hablando de lo que creemos. Pero si hablamos de la fe como un verbo, entonces hablamos de la fe que se expresa en la manera en que vivimos. Por eso Santiago dijo. “La fe por sí sola, sin acciones, está muerta. Pero alguien puede decir: “Tú tienes fe, y yo tengo acciones. Pues bien, muéstrame tu fe sin las acciones, y yo te mostraré mi fe por medio de mis acciones. Tú crees que hay un solo Dios. ¡Qué bien! Pero también los demonios lo creen, y tiemblan.”

Los demonios creen en la existencia de Jesús y saben que la Palabra de Dios es verdad. Pero no glorifican a Jesús y menos le obedecen. Ellos sólo buscan su propia gloria, siendo rebeldes en su corazón (Romanos 1:25).

Pero nosotros demostramos que creemos en la manera en la que vivimos. Si creemos, obedecemos. Si creo en algo, lo hago. Si no lo hacemos así, es porque simplemente no creemos, sólo pensamos que creemos.

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