Buscando A Tu 'Peor Es Nada'

¿Crees que tu príncipe azul tiene que ser un “Shrek”? ¿Crees que encontrar a tu “Princesa Fiona” es un sueño imposible? ¿Cómo puedes saber si tu pareja es el “indicado”?

Hoy en día, muchos jóvenes viven temerosos e incluso con cierto cinismo acerca de la idea de hallar a su media naranja, a esa pareja con la cuál vivirá feliz hasta que la muerte los separe, y de la cuál vivirá eternamente enamorado. Y creen que esto no es más real que la graciosa película de Shrek.

Encontrar al indicado no es un sueño imposible. Así que no te conformes con hallar “tu Peor Es Nada”.
Todos buscamos a nuestra pareja ideal ¿a poco no? Pero qué difícil es empezar algo sin saber qué hacer o qué buscar. Así que hay te van algunos principios que te ayudarán a identificar si esa persona especial es la indicada.


1. Desarrolla Lo Espiritual
En las relaciones cuenta lo espiritual. Aquellos personas que desarrollan cualidades espirituales tienen más posibilidades de encontrar a su pareja ideal, porque estas características brotan desde el corazón, entonces tienden a fijarse más correctamente en el corazón y no en la emoción.

Trata de desarrolla actitudes espirituales positivas y cualidades del corazón.
Estas cualidades son las primeras piedras de toda relación, y te ayudarán a desarrollar otras cualidades e incluso desechar otras más (i.e., seguridad en vez de timidez, encanto en vez de simpleza, positivismo en vez de negativismo)
Estas cualidades se vuelven como un imán, y hacen de ti una persona más atractiva.


2. El Carácter Cuenta
Encontrar a la pareja ideal es algo mucho más que suerte o el destino. No puede ser hallada si uno es egoísta.
Si quieres hallar a la pareja indicada para ti, tú tienes que prepararte primeramente desarrollando un carácter que te identifique, aprendiendo a ser tú mismo.
Si quieres hallar al indicado para ti, tú tienes que aprender a ser el indicado para alguien más.

¿Cómo puedes desarrollar un carácter? O ¿Cómo puedo prepararme para ser el indicado para esa persona si no sé como es?
La respuesta es sencilla. Tienes que aprender a ser tú mismo para llegar a ser la persona con la cuál alguien más se casaría. Jesucristo dijo: Haz con los otros lo que quisieras que hiciesen por ti.

¿Quieres casarte con una persona que te ame, cuide, proteja y cubra todas tus expectativas y sueños? Entonces sé tú eso primero.
Desarrolla un plan para desarrollarte como persona, como mujer u hombre, como profesionista, como hijo de Dios, como líder, etc.

Estudia y termina una carrera, para que puedas aportar económicamente.
Trabajar es algo muy importante para desarrollarte como ser humano, recuerda que el trabajo “dignifica” al hombre. (Imagínate si los dos son trabajadores y profesionistas).
Se diligente, flexible, independiente económicamente y sentimentalmente de tus padres,
aprende a servir a los demás, se positivo, trata de vivir como si fuese hoy tu último día,
aprende música, o algún arte, lee libros, busca el propósito de tu vida (esto sólo lo hallarás en la fuente de vida, en el Creador, en Dios)


3. No Vivas De Sueños
La gente madura vive en la realidad. La madurez es algo necesario para toda relación, y aunque la madurez no es algo que se obtiene rápidamente, tampoco depende de la edad.
Hay adolescentes inmaduros tanto como los hay adultos. Y es que Madurez es conocer la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, es conocer cuando algo es falso.

Aquellos que se casan en la adolescencia tienen más probabilidades de divorcio.
Una de las razones es porque a esa edad no han desarrollado completamente su personalidad.

Se sabe que el desarrollo intelectual del hombre comienza a los 17 y no termina hasta los 25. Y aunque esto no significa que alguien de 17 años no pueda tomar decisiones importantes correctas, es más probable que lo pueda hacer alguien de 25.


4. Relacionándose Con El Indicado
¿Y si ya hallé el indicado? ¿Cómo lo sé? Bueno, para encontrar al indicado, debiste haber tenido muchos AMIGOS, no frees y ni relaciones pasajeras, sino amigos, y la persona indicada es aquella con la que te relaciones de manera especial –como con ninguna otra persona. Con quien desarrollas no sólo una amistad, sino una maravillosa amistad.

Esa relación no se basa en lujuria. De hecho, una sana relación está totalmente alejada de lo que nos pintan las películas, videos, telenovelas o canciones más populares. Y es que nuestra cultura está enseñando el juego del conoce y conquista como amor. Pero ojo, la lujuria, la atracción física, cuerpos bien formados y rostros hermosos no mantienen una relación.

Si así fuera, los matrimonios más exitosos serían los de los famosos, pero no es así. Una relación verdadera, con la persona correcta está basada en compatibilidad de carácter, corazón y personalidad, no en lo superficial. Ah, pero la compatibilidad no es algo mágico ni misterioso, lo descubres porque pasas tiempo con él, divirtiéndose sanamente, disfrutando tiempo juntos que te ayudarán a ser una mejor persona, un mejor hijo, un mejor estudiante, un mejor amigo. Si tu relación provoca lo contrario: que te alejes de amigos, que vayas mal en la escuela, que tengas problemas con otros, definitivamente la relación está mal.

En este periodo, deben aprender a cuidar sus emociones y sentimientos, aprender a apreciarse al escucharse y compartir sus sueños, metas, anhelos, etc. Nunca será para hacer cosas de las cuáles después puedan avergonzarse o lamentarse. Todo girará en torno a cuidarse y respetarse. Y eso los llevará a valorarse mucho más, a tener la firme convicción de no querer fallarse ni traicionarse jamás.


5. Reconoce La Bendición
El matrimonio es una divina bendición, un regalo de Dios. Pore so él dijo alguna vez: “No es bueno que el hombre esté solo” (Gn 2:18). Cuando entres a la relación matrimonial con el indicado para ti, descubrirás porque Dios lo dijo. Descubrirás que: Ella es la indicada. Él es el indicado. Tus esperanzas, sueños y oraciones han sido respondidas, han caminado un largo tramo en el que se han conocido tanto que son ahora maravillosos amigos y han descubierto que fueron hechos el uno para el otro.

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