¿Por Qué A Mí?

Entré al cuarto y pude ver a mi mamá con la cara hinchada, respirando difícilmente, bebiendo un poco de agua con un popote porque si no le lastimaban las llagas que tenía en la boca. Nos repetía una y otra vez que no soportaba el mal olor que sentía, así que frotábamos vaporub en su cuerpo, porque el mal olor no se iría, era otra de las cosas horribles que el cáncer había provocado en su cuerpo.

La pregunta que me asaltó fue la misma que quizás tú te has hecho ¿Cómo un Dios amoroso y todo poderoso permite que alguien tan bueno y que se ha dedicado a Su servicio tenga una enfermedad terrible y esté muriendo lentamente, mientras que sus familiares observan impotentes?

Esto mismo volvió a asaltarme cuando al nacer mi segunda bebé tuve que internarla porque tenía una infección en todo su cuerpecito. Y al recibir la noticia: “Su hija probablemente tenga una lesión cerebral”, volví a preguntar lo mismo al Señor. Pero en esta ocasión recibí una respuesta más clara, al leer el libro de Job; y es que en un momento Job hace la misma pregunta con diferentes palabras y entonces Dios cuestiona a Job: ¿Conoces esto Job? ¿Qué hay de esto? Y así lo lleva pregunta tras preguntas hasta que Job se da cuenta de algo muy importante y: ‘Respondió Job a Jehová: Yo conozco que todo lo puedes, y que no hay pensamiento que se esconda de ti...por tanto, yo hablaba de cosas que no entendía; cosas demasiado maravillosas para mí que yo no comprendía....mas ahora mis ojos te ven, por tanto me aborrezco, y me arrepiento en polvo y ceniza’ (Job 42:1-6).

¿Quería saber sobre la vida y la muerte, sobre el sufrimiento y la alegría, sobre porque a los buenos y no a los malos? Después de leer esto, tuve que reconocer como Job que comparado a lo que Dios conoce, yo conozco nada. Job se arrepintió de su arrogancia humana y totalmente sometió su vida al Dios sabio y soberano. Eso mismo tuve que hacer, porque entendí que no vamos a tener todas las respuestas como para saber por qué suceden cosas como la enfermedad que aquejó a mi madre y la enfermedad que tenía a mi bebé internada.

Sólo Dios conoce todo, nosotros simplemente somos humanos falibles quienes, como Job, necesitamos reconocer que no sabemos nada comparado con la sabiduría de Dios.

Pero aún así, el Señor es tan hermoso que me hizo entender, a través de la Palabra de Dios donde se originó la enfermedad y la muerte. Y es que nosotros debemos entender que vivimos en un mundo caído. Toda persona necesita ser sanada espiritualmente, y que la sanidad total no viene hasta que dejemos este universo maldito por el pecado y llevemos a Cristo en nuestro corazón.

Dios tiene un plan soberano mas allá de lo que podemos imaginar. Por tanto, necesitamos poner toda nuestra confianza en la Palabra de Dios y en el hecho que Él está en control total. ¡Sí!, enfermedad, sufrimiento y muerte, son parte normal de esta vida. Pero: ‘Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordia y Dios de toda consolación’ (2 Corintios 1:3), porque los que hemos creído en Él y hemos puesto nuestra confianza en Él, tenemos la firme esperanza de que estaremos un día en Su presencia y Él enjugará nuestras lágrimas, y no habrá más llanto, ni sufrimiento, ni dolor y mucho menos enfermedad. Allá veré a mi mamá en plena salud.

Comentarios

Los más leídos