Ten cuidado con tus deseos y necesidades

Todos crecemos con necesidades y deseos que no siempre son satisfechos, y nuestra tendencia es buscar cómo suplirlos a nuestra manera. ¡Ten cuidado!, porque el enemigo de tu alma está allí, acechando, para empujarte hacia "la mejor manera" pero que sin duda te causará más daño o que incluso terminará destruyéndote.

Aprende a (1) contentarte y a disfrutar aquello que tienes en este momento, porque si eres fiel con poco, Dios te dará aún más. También aprende a (2) ser paciente, porque no todo lo que quieres, deseas o necesitas llega en el momento que lo quieres, porque Dios tiene la costumbre de suplirlas en el momento más adecuado o que en verdad te resultará útil. Y finalmente (3) confía en la sabiduría de Dios, porque también hay cosas y necesidades que en vez de beneficiarte, resultarán negativas para tu vida. No olvides que "aunque todo te es lícito, no todo te conviene". Y Dios jamás te dará algo que no te conviene.

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