¡Llegaron Las Nieves!

¡Llegaron las nieves!
¿A poco nunca te tocó escuchar la musiquita que anunciaba el carro de las nieves? ¿Nunca saliste corriendo gritando a mamá y papá: ¡Viene el carrito de las nieves!?
Descubre porque el salmista decía que el pueblo del Señor responde de esa misma forma al escuchar Su voz.

¡Cuán bienaventurado es el pueblo que sabe lo que es la voz de júbilo! Andan, Señor, a la luz de Tu rostro. (Salmo 89:15)

Uno de los momentos más emocionantes mientras era niño, y aun cuando era adolescente, era cuando comenzaba a escuchar una musiquita bastante conocida para los de mi generación. Era una musiquita que anunciaba el carro de las nieves. Estoy seguro que en este momento ya está sonando en tu cabeza esa tonadita. Al instante ya estabas pidiendo dinero a mamá y papá, o saliendo a gritar que querías uno, y si no tenías dinero y no estaba cerca papá y mamá, no importaba de todas formas salías para ver pasar el carrito. Así que tú veías a un buen número de niños y señoras saliendo de sus casas al sonar de esa musiquita.

Esta misma imagen se me viene a la mente cuando leo que la Voz del Señor nos llama, creo que nos invita a salir como cuando éramos niños, con regocijo, con alegría porque estaba pasando algo que le brinda alegría. Y obviamente, tengo mayor regocijo al escuchar la voz de Dios y saber que me está llamando, mi corazón se alegra, en mi rostro se dibuja una sonrisa, y definitivamente me uniré a los miles que salen al escuchar la voz de Dios llamándonos a encontrarnos con Él. ¿Y tú serás de los niños de Dios que salen con regocijo al escuchar su voz?