No Busques Vengarte



Caín y Abel, dos hermanos cuya historia tiene un final nada agradable. Ambos eran hijos de Adán y Eva,pero ellos ya no vivieron el jardín de Edén y tampoco tuvieron una relación como la que sus padres tuvieron con Dios. No caminaban ni se paseaban con el Señor. Tan sólo podían escucharle cuando éste les hablaba.

Caín era pastor, y Abel agricultor. Y un día ambos decidieron ‘ofrendar’ a Dios, Caín de su cosecha y Abel de su ganado. Pero Dios se agradó de la ofrenda de Abel, más no le agradó la de Caín. ¿Por qué? ¿Acaso Dios es mala onda como suponen algunos? ¡No!, sí había una razón muy clara, pero Caín, en vez de preguntar acerca del porqué del rechazo a su ofrenda, e intentar resolverlo. Se calló, se ‘tragó el enojo’ como decimos en México. No buscó cómo mejorar, por el contrario buscó quién se las pagara. En otras palabras, en vez de intentar saber qué estaba mal decidió culpar a otro. ¿Te recuerda a alguien?

Este es el principio de la ira, del rencor y que suele llevarnos a la venganza. Lo que comúnmente se hace es guardar el sentimiento de molestia y de enojo, repasarlo una y otra vez en la cabeza, y esto a su vez nos lleva a buscar quién nos la pague. Y aún alguien inocente que pase al frente (suelen ser las mascotas) le terminas soltando tu ira. No se la espera porque no la debe ni la teme. Tal como le pasó a Abel, quién sin deberla ni temerla, aunque para su hermano él era culpable de su desgracia, fue asesinado por su hermano enojado.

¿La solución? Amar al prójimo como a uno mismo, esto significa que procures entender que al igual que tú, la otra persona es humano, con sus errores, con sus momentos de locura, con acciones que luego traen arrepentimiento, etc. Y así como a ti te gustaría que te entendieran que te perdonaran, o que simplemente respetaran tu sentimiento también la otra persona. Así que, no busques vengarte.

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