Buena Idea... Mala Idea


Ya sé… has visto una necesidad y te ha surgido una maravillosa idea que deberían implementar en la iglesia a la que asistes, o quizás alguien vino a ti como líder o pastor con una excelente idea. Lo propones, pasa el tiempo y el resultado: nada. Quizás te frustras (o hasta te cambias de iglesia creyendo que era por eso), y va de nuevo y nada. Y aquella buenísima idea, ha quedado en el olvido.


Permíteme compartir algunas buenas y  malas ideas que suelen acompañar a un intento de proyecto. Y que incluso la pueden atrasar o hasta hacer desaparecer.

1) Buena Idea: Formar un Equipo. Mala Idea: Intentar Formar Primero El Equipo
Muchas buenas ideas se frustran en el momento en que se pierde el tiempo votando por el presidente, el vice, el secre, el tesorero para el proyecto. Y luego, entre tantas ideas que quieren dominar, el proyecto suele quedarse en ‘una buena idea’. Mi consejo es comienza la idea y verás cómo se van integrando personas que complementarán lo que ya has comenzado a hacer.

2) Buena Idea: Calcular el costo. Mala Idea: Perder mucho tiempo calculando el costo.
Es bien importante planear y calcular el costo. Pero no pierdas mucho tiempo en ello porque muchos suelen quedarse paralizados por el temor. Y es que algunos son tan minuciosos que proyectan todo (sobre todo el costo) olvidando que siempre se empieza en pequeño y los recursos que dispones en este momento pueden resultar más que suficiente.

3) Buena Idea: Animar a otros a unirse a la causa. Mala Idea: Pretender que es la responsabilidad de todos.
‘Todos’ deberían estar haciendo esto. ‘El liderazgo de ’ debería hacerlo. El asumir que la idea que nació en tu corazón es la responsabilidad de otros, es asegurar que nadie más lo hará. Te lo pondré de esta forma, esa idea Dios la puso en tu corazón, porque ha puesto en ti el talento y las habilidades necesarias para comenzarla. Otros se añadirán, pero la responsabilidad nace en ti.

4) Buena Idea: Asume tu responsabilidad. Mala Idea: Asumir que es sólo tu responsabilidad.
Ahora vamos al otro extremo. Toda idea que nace en ti requiere que te hagas responsable, pero esto no significa que tú eres el único responsable. Por tanto, da oportunidad a los demás  para que utilicen sus talentos y habilidades para Dios dentro de la idea. No los limites a sentarse a ver cómo lo haces todo tú.

5) Buena Idea: Proponer algo nuevo. Mala Idea: Evitar aprender de ideas similares.
El orgullo es lo que más fácilmente puede acabar con una buena idea. El pretender que has descubierto el hilo negro, el querer todo el crédito (aunque suele resultar que la culpa) de una idea te impide recibir excelente consejos del éxito o fallas de aquellos que han tenido una idea similar antes. Por supuesto que no son como tu idea, porque de hecho lo que hace Dios a través de cada persona, en cada lugar, en cada ministerio o congregación, definitivamente será diferente; pero las experiencias y consejos siempre ampliarán tu perspectiva.

6) Buena Idea: Buscar mentes frescas. Mala Idea: Dejar fuera mentes experimentadas.
A veces creemos que por tener ideas dirigidas a los jóvenes, lo mejor es contar con gente joven, con ideas y mentes frescas. ¡Buena idea! La mala idea es dejar fuera a no tan jóvenes, cuando ellos pueden inyectar a tu idea o ministerio su experiencia y sabiduría. Pos data, incluye también a mujeres. Por si no lo notaste, Jesús tenía mujeres en su equipo. Y jamás se arrepintió.

7) Buena Idea: Esforzarte mucho. Mala Idea: Olvidarte de lo espiritual.
Muchas ideas se quedan en buenas ideas al enfocarte y esforzarte porque todo lo material salga muy bien, olvidando lo espiritual. Lo que pasa es que poco a poco se van desgastando y desanimando. Así que nunca olvides orar y poner en manos de Dios todo proyecto o idea, porque si el Señor no trabaja en la obra, en vano trabajan los obreros.

Espero te sean útiles.

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