Soy mamá/papá primerizo, auxilio!

 

Ser padre por primera vez es algo muy emocionante, pero a la vez ¡muy estresante! Así es, no hay nada tan exigente y aterrador como convertirse en padre. Quieres que todo salga bien. Te estresas por todo, desde su comida, duerme mucho o no duerme nada, que ropa le pongo y no le produzca rosaduras, que juguetes, ya se me enfermó, lo abrigué bien o demasiado.

Esta preocupación y estrés continúa a medida que crece y surgen nuevos desafíos. Los niños no vienen con manuales y aunque puedes tomar cursos y clases para prepararte, aún cometerás errores. Cuando esto suceda, recuerda, no significa que seas un mal padre, simplemente estás haciendo lo mejor que puedes y aprendiendo a medida que avanzas. Ser buen padre es un asunto de adaptarse.

Pregunta y verás que la mayoría de los padres tuvieron algunos o muchos contratiempos antes de descubrir qué funciona mejor para sus hijos. Para cuando llegaron sus otros hijos, sus habilidades de crianza habían mejorado.

 
Algunos de los errores comunes que cometen la mayoría de los padres primerizos son:

>> No dar a los niños suficiente espacio. Es natural querer proteger a nuestros hijos y máximo protegerlos de las duras realidades de la vida. Sin embargo, mimarlos y convertirse en padres "drones" hace más daño que bien. En lugar de intervenir y siempre hacer las cosas por sus hijos, permite que a veces luchen y fracasen. Sus errores ayudarán a fomentar su creatividad e independencia a medida que aprenden a resolver sus propios problemas.


 

>> Comparar a tu hijo con el de otras personas. Gracias a las redes sociales, ahora vivimos en una era de crianza competitiva. Es fácil ver a otros niños hacer cosas extraordinarias, mientras el tuyo se queda atrás, y resulta fácil cuestionar las habilidades de tu hijo. Cuando esto suceda, recuerda que cada hijo es un individuo y que crece y desarrolla a su propio ritmo. Entonces, en lugar de compararlos con otros y dañar su autoestima, ajusta tus expectativas de acuerdo con sus habilidades y hazle saber, una y otra vez que lo admiras.

>> Ser demasiado estricto o indulgente. Los padres primerizos tienen dificultades para medir cuánta disciplina necesita su hijo. Como resultado, terminan siendo demasiado estrictos por miedo a criar a un niño delincuente o bien demasiado indulgentes para evitar la etiqueta de "padre estricto". La verdad es que los niños prosperan donde hay estructura y rutina. Todos necesitamos normas y reglas. Así que asegúrate de ser coherente con sus recompensas y castigos.

>> Creer que tu hijo es perfecto. En las primeras etapas de la paternidad, adoras a tu hijo y todo lo que hacen es precioso. A medida que crecen, te niegas a escuchar algo negativo sobre ellos. En lugar de reaccionar emocionalmente y atacar al mensajero que te informa sobre el mal comportamiento de tu hijo, ¿qué tal hacer una pausa para considerar la veracidad de sus preocupaciones? De esta manera, puedes saber si tu hijo requiere una intervención para obtener la ayuda que necesita.

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