me pelee con mis padres, qué hago?

 

¡Déjame adivinar! ¿Te peleaste con tus padres y ahora no sabes cómo hablar con ellos? 

Lo primero que debes saber es que: ¡no eres el único! Le pasa a los mejores (¡sí!, me incluyo). No importa si fue por algo muy grave o algo pequeño que se intensificó; lo más incómodo es el silencio que se arma después de los reclamos, las miradas frías o "las actitudes para ignorarse el uno al otro". Pero, aquí te van algunas sugerencias para que el silencio se rompa y puedan volver a ser felices de manera rápida. Y, mejor aún, para que después de esta situación venga algo mejor. ¿Neta? ¡Claro!, y estoy seguro porque la Biblia dice que "aún de lo más malo, Él puede hacer que resulte en algo bueno", así que de estos pleitos, puede resultar algo muy bueno.

Paso 1: pide paciencia.Ha pasado el momento de la pelea? Aléjate y date tiempo para calmarte y para que tus papás también se calmen. Pero ya sé, quisieras que todo se pudiera resolver de inmediato, pero el tiempo es esencial cuando se trata de calmar tus pensamientos y relajarte un poco. Así que, dobla tus rodillas, y dirígete a Dios en oración, pidiendo perdón si es que no pudiste controlarte y ofendiste a tus padres en palabras o acción; y pídele que te de ¡paciencia!, así como Su intervención en el problema. Habiendo dado este primer paso, toma una siesta o sal a caminar para darte un tiempo y calmarte antes de que llegue la gran charla que sabes muy bien está "por venir".




Paso 2: di la palabra mágica.¡Lo siento! ¡Perdón! Sabes que lo sientes, aunque cuando quizás sigas considerando que no es tu culpa o que no es justo, sientes mucho haber dicho cosas que dijiste, o haber hecho lo que hiciste, o aún cuando no lamentes explícitamente lo que hiciste, sí lamentas el hecho de que tus padres estén molestos contigo (¡de lo contrario no estarías leyendo esto ahora mismo!), Así que dilo. El pedir perdón no soluciona las cosas, pero sí facilita el poder tener una conversación productiva.


Paso 3: procura entender (no sólo que a ti te entiendan).Pide a tus padres que expliquen su punto de vista, pero escúchalos con mucha atención (¿cuando tú hablas, que es lo que deseas?, ¿qué te escuchen? gánate el derecho de ser escuchado, escuchando primeramente) y trata de entender el por qué piensan de esa forma. Una vez que hayan tenido la oportunidad de hablar, explícales con calma tu punto de vista y cómo te sientes. Tanto tus padres como tú pueden llevarse una muy grata sorpresa al escuchar las motivaciones del otro de sus acciones. Pero... si en este paso, la conversación comienza a tornarse en pelea... vuelve al paso uno.



Paso 4: llega a un compromiso.
Debes comprender, que en una discusión, lo mejor es "Ganas tú - Ganan ellos = Todos Ganan". Así que encuentra un término medio (esto significa que habrán cosas a las que debas ceder, y negociar con ellos otras) e intenta ponerte de acuerdo. Es posible que no te salgas con la tuya (y eso es muy bueno), pero debes confiar en que tus padres tienen en mente tu bienestar, procuran lo mejor para ti. Sin embargo, al mismo tiempo, no tengas miedo de defenderte, especialmente si sientes que te están tratando injustamente.



Paso 5: sigue adelante.Perdona y olvida, y hazlo en serio. Guardar rencores y retomar la pelea cada vez que las cosas se pongan tensas definitivamente no es el camino a seguir. Abraza a tus padres, luego hagan algo divertido juntos (como ver una película, ir a comer un helado, caminar al parque, hacerse cosquillas, etc.) para deshacerse de las tensiones persistentes. Mantenerlo hasta la tumba tampoco es una buena idea. Lo que ha terminado, ha terminado. 



Muchas de las veces te parecerá que una pelea es el fin del mundo, pero ¡no lo es! Todo mejorará, con el tiempo... no te estreses y tampoco desesperes. Confía en que el Señor, ¡sí le has pedido en oración!, ya estará obrando en tu corazón y en el de tus padres. No olvides que Él está más interesado en que tú y tus padres se reconcilien que incluso tú mismo.

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