Cuando el sufrimiento llega - dia 11

Job, continua diciendo: »¡Cómo quisiera que me escondieras en la tumba y que allí me dejaras olvidado hasta que pase tu enojo! ¡Pero anota en tu calendario para que te acuerdes de mí! ¿Pueden los muertos volver a vivir? De ser así, esto me daría esperanza durante todos mis años de lucha y con anhelo esperaría la liberación de la muerte. Me llamarías y yo te respondería, y tú me añorarías a mí, la obra de tus manos. Entonces, cuidarías mis pasos en lugar de vigilar mis pecados. Mis pecados estarían sellados en una bolsa y cubrirías mi culpa.

»En cambio, de la manera que las montañas caen y se derrumban y como las rocas se despeñan por el precipicio, como el agua desgasta las piedras y las inundaciones arrastran la tierra, así mismo tú destruyes la esperanza de la gente. Tú siempre puedes más que ellos, y desaparecen de la escena. Los desfiguras cuando mueren y los despides. Ellos nunca saben si sus hijos crecen con honor o si se hunden en el olvido. Sufren con dolor; su vida está llena de desgracia».

Luego Elifaz el temanita respondió:
«¡Un hombre sabio no contestaría con tanta palabrería! No eres más que un charlatán. Los sabios no se enredan en palabras vanas. ¿De qué sirven tales palabras? ¿No tienes temor de Dios ni reverencia a él? Tus pecados le dicen a tu boca qué decir, y tus palabras se basan en el astuto engaño. Tu propia boca te condena, no yo; tus propios labios testifican contra ti.

»¿Acaso eres la primera persona que nació? ¿Naciste antes de que fueran creadas las colinas? ¿Estuviste presente durante el concilio secreto de Dios? ¿Tienes tú el monopolio de la sabiduría? ¿Qué sabes tú que no sepamos nosotros? ¿Qué entiendes tú que no entendamos nosotros? De nuestro lado están los hombres de edad y de canas, ¡más ancianos que tu padre!

»¿Es el consuelo de Dios demasiado poco para ti? ¿No te es suficiente su palabra amable? ¿Qué te ha quitado la razón? ¿Qué ha debilitado tu visión, para que te vuelvas en contra de Dios y digas estas cosas malvadas? ¿Acaso puede algún mortal ser puro? ¿Puede alguien nacido de mujer ser justo? Mira, Dios ni siquiera confía en los ángeles. Ni los cielos son completamente puros a sus ojos, ¡mucho menos una persona corrupta y pecadora que tiene sed de maldad!

»Si escuchas, yo te explicaré, y te responderé con mi propia experiencia. Se confirma en las palabras de los sabios, que a su vez escucharon lo mismo de sus padres; de aquellos a quienes se les dio la tierra mucho antes de que llegara algún extranjero.

»Los malos se retuercen de dolor toda su vida. Para los despiadados están reservados años de desgracia. En sus oídos resuena el sonido del terror, y aun en los días buenos temen el ataque del destructor. No se atreven a salir en la oscuridad por miedo a ser asesinados. Deambulan diciendo: “¿Dónde podré encontrar pan?”. Saben que se acerca el día de su destrucción. Ese día oscuro los llena de terror. Viven en aflicción y angustia como un rey que se prepara para la batalla. Pues amenazan a Dios con el puño, desafiando al Todopoderoso. Con sus fuertes escudos en alto, avanzan insolentes contra él.

»Esos malvados están gordos y son prósperos; su cintura se hincha de grasa, pero sus ciudades quedarán en ruinas. Vivirán en casas abandonadas a punto de derrumbarse. No durarán sus riquezas ni sus bienes permanecerán. Sus posesiones ya no se extenderán hasta el horizonte.

»No escaparán de las tinieblas. El sol abrasador secará sus retoños y el aliento de Dios los destruirá. Que no se engañen más confiando en riquezas huecas, porque su única recompensa será el vacío. Serán cortados en la flor de la vida; sus ramas no reverdecerán jamás. Serán como una vid cuyas uvas se recogen demasiado temprano, como un olivo que pierde sus flores antes de que se forme el fruto. Pues los que viven sin Dios son estériles. Sus casas, enriquecidas mediante el soborno, se quemarán. Conciben desgracia y dan a luz maldad; su vientre produce engaño».

Continuará ...

Patear al caído?
Hay que comprender que el proceso normal hacia la recuperación lleva a alguien que ha perdido algo/alguien, a negar, negociar, reclamar, culpar incluso a Dios. Debemos ayudarles en vez de acabarles más.

Es fácil condenar a quien ha caído, considerar que ‘algo malo’ está pagando. La misma persona llega a pensar eso de sí misma. Pero no debemos hacer leño del hermano caído. Dios te ha puesto a su lado para ayudarle, no para patearle para que se ponga de pie.

El Punto
No todo lo malo que viene a la vida de alguien es producto de malas decisiones o acciones. No nos corresponde tomar el papel de jueces y determinar si es o no culpable; nos corresponde el papel de instrumentos de restauración, ser las manos a través de las cuáles Dios brindará sanidad y fortaleza.

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