Cuando el sufrimiento llega - día 1

Después del diluvio de la tierra, en la región de Babilonia el Señor confundió a la gente con distintos idiomas. Y así los dispersó por todo el mundo. Por aquellos años, había un hombre llamado Job que vivia en la tierra de Uz.
Job, era un hombre intachable, de absoluta integridad, que tenía temor de Dios y se mantenía apartado del mal. Tenía siete hijos y tres hijas. Poseía siete mil ovejas, tres mil ca- mellos, quinientas yuntas de bueyes y quinientas burras; también tenía muchos sirvientes. En realidad, era la persona más rica de aquella región.
Los hijos de Job se turnaban en preparar banquetes en sus casas e invitaban a sus tres hermanas para que celebraran con ellos. Cuando las fiestas terminaban —a veces después de varios días— Job purificaba a sus hijos. Se levantaba temprano por la mañana y ofrecía una ofrenda quemada por cada uno de ellos, porque pensaba: «Quizá mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en el corazón». Esta era una práctica habitual de Job.
Un día los miembros de la corte celestial llegaron para presentarse delante del Señor, y el Acusador, Satanás, vino con ellos. El Señor le preguntó a Satanás:
—¿De dónde vienes?
Satanás contestó al Señor:
—He estado recorriendo la tierra, observando todo lo que ocurre.
Entonces el Señor preguntó a Satanás:
—¿Te has fijado en mi siervo Job? Es el mejor hombre en toda la tierra; es un hombre intachable y de absoluta integridad. Tiene temor de Dios y se mantiene apartado del mal.
Satanás le respondió al Señor:
—Sí, pero Job tiene una buena razón para temer a Dios: siempre has puesto un muro de protección alrededor de él, de su casa y de sus propiedades. Has hecho prosperar todo lo que hace. ¡Mira lo rico que es! Así que extiende tu mano y quítale todo lo que tiene, ¡ten por seguro que te maldecirá en tu propia cara!
—Muy bien, puedes probarlo —dijo el Señor a Satanás—. Haz lo que quieras con todo lo que posee, pero no le hagas ningún daño físico.
Entonces Satanás salió de la presencia del Señor.
Esta historia continuará ...

¿Por qué Dios permitió que Satanás afligiera a Job? ¿Por qué Dios permite que a nuestras vidas lleguen momentos de dificultad, sufrimiento o ataques del enemigo? La verdad es que Dios nunca nos dijo en la Escritura, por qué le permitió a Satanás afligir a Job como lo hizo. Y la gran mayoría de las veces tampoco nos dirá por qué permite adversidad a nuestra vida. Pero, sin duda alguna, Dios, al permitir los ataques de Satanás contra Job, tenía un propósito mucho mayor que simplemente usarlo como instrumento en una “confrontación” entre Él y Satanás. El final de la historia de Job revela las bendiciones aún mayores que recibió.
Lo que nunca debes perder de vista, es que Dios, en su infinita sabiduría; sabe exactamente qué adversidad necesitamos para crecer más y más en la semejanza de su Hijo. Sabe cuándo y cómo es la mejor forma de que ocurra en nuestras vidas. Y Satanás, sin darse cuenta, es un instrumento de Dios para tal propósito. Así que tranquilo, que aún los peores ataques de satanás, Dios lo usará para producir en tu vida y alrededor de ella, maravillosas bendiciones.

Comentarios

Los más leídos