Soledad en compañia

Soledad en compañía
aun en la soledad, tú puedes estar acompañado

Una vez más me encontraba sentado en una esquina de mi cuarto, con mis brazos apoyados en mis rodillas, la mirada al suelo y repasando una y otra vez el problema. Papá, como de costumbre, en el trabajo y aunque ya le había marcado para decirle que tenía un problema me dijo que lo hablara con mi madre. Pero mamá, también estaba más interesada en sus asuntos. Ninguno de los dos tenía tiempo para mis problemas. Siempre había algo más importante.
Nuestro mundo puede parecer, en muchas ocasiones, un lugar muy solitario. Es tan fácil perderse con tanta confusión cuando todo el mundo está demasiado ocupado para darte un poco de tiempo o atención. Pero Dios, nunca nos deja, Él está dispuesto a sentarse al lado, abrazarnos,  consolarnos, confortarnos, guiarnos, aconsejarnos, ayudarnos. Basta con pedir que venga a nuestras vidas y su Espíritu Santo viene a vivir dentro de nosotros para mantenernos cerca de Él siempre.

Salmos 27:10
Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el Señor me mantendrá cerca.

Comentarios

Los más leídos