Dios Me Rescata
Analicemos, David, él hombre que
está haciendo esta oración había sido perseguido por un rey su ejército para
ser atrapado y ejecutado. Tuvo que vivir entre sus enemigos haciéndose pasar
por enfermo mental para no ser ejecutado por ellos. También había fallado a
Dios pecando en adulterio, engaño y asesinato, y esto lo hundió en una vida sin
disfrutar del gozo de la salvación de su Señor. Por si fuera poco, también fui
traicionado por su hijo, quién quiso darle muerte para apoderarse de su trono.
¡Más hundido no podía estar!
¿Cuántas veces hemos estado así? Nos
sentimos como un pozo muy profundo y lleno de agua, a punto de ahogarnos. Ya
sea por causa de otras personas que buscan hacernos daño, o como consecuencia
de nuestras malas decisiones, metidas de pata, o nuestro propio pecado. Hemos
sentido que la vida va de mal en peor, que nos encontramos en una especie de
arenas movedizas, entre más te mueves para salir, más te hundes.
La solución para este problema no
puede venir de alguien que esté en el mismo nivel en el que nos encontramos. La
ayuda debe venir de alguien que este a un nivel más alto, afuera del pozo
profundo, afuera de las arenas movedizas para que nos extienda su mano para
tomarla y nos jale hacia el lugar seguro. Y ¿qué crees?, tú y yo, podemos
recurrir a Dios, quién está dispuesto a extender Su mano y sacarnos del pozo
profundo en el que nos encontremos.
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