Papá Difícil



  • -          Julito, ¿eres pastor?
  • -          ¡Sí!, soy pastor de adolescentes. 
  • -          ¡Wow! ¡Qué difícil ha de ser trabajar con ellos! ¿No te dan mucha lata? 
  • -          ¡NO!, de hecho me dan más lata algunos papás que son más difíciles que sus hijos.

Ah, por cierto… no fue chiste. Es un caso de la vida real. Al igual que cualquier cosa, los primeros días son grandiosos, hasta que aparecen los casos difíciles: adolescentes en drogas o narcotráfico, que si alguien por allá se fue de su casa, que si alguien no quiere llegar a las reuniones y se siente desanimado, etc. Pero nada de eso se comparó a la primera vez en que un PAPA llegó sumamente enojado a gritarme y a decirme de cosas porque no quería que su hijo ‘se hiciera de mi religión’. ¿Notaste que escribí la primera vez? Es que no ha sido la única, así como tampoco el único reclamo de algún padre.

No sé, supongo que no esperaba esas actitudes o reacciones de ‘los maduros’. Pero chismes, rumores, murmuraciones, ataques, indirectas, inbox, post en mi face, mails, msjs a mi celu son comunes, y no de parte de los chicos, sino de algunos papás difíciles. Y por eso la primera vez que me sucedió reaccioné muy mal. No supe qué hacer. Nunca he sido grosero, así que no respondí. Pero por dentro me moría. ¿Te ha pasado? Bueno, es por ello que me siento motivado a compartirte lo que ahora he aprendido a hacer cuando me topo con algún ‘papá o mamá difícil’.

1. Actúa Con Sabiduría (Pr 12:16)
Esto significa que debes mantener la calma a pesar del insulto, sé prudente. Y para ayudarte con esto, trata de entender que el reclamo no es personal. Si hubiera sido otro el líder o el pastor, contra él hubiesen arremetido, pero el Señor te puso a ti. ¡No te enojes!, no respondas con molestia o ataques.

2. Escucha Todo
No intentes justificarte o responder de inmediato, lo mejor que puedes hacer es escuchar o leer TODO lo que tiene que decirte. Escucha más allá de los insultos, agravios y reclamos. Incluso puedes descubrir el mal que aqueja a este pobre padre y ayudarle también a él. Por otro lado, puedes descubrir en esos reclamos, detalles que te ayudarán a mejorar.

3. Responde Con Amor (Pr 15:1)
Lo más fácil es responder tal y como te hablaron, pero esto te llevará a una lucha de palabras, indirectas o directas, rumores, etc., interminable. Sé amable y demuéstrale el amor de Cristo. Como ya escuchaste todo, puedes asegurarle que le entiendes, que harás lo posible por solucionar lo que pide; por otro lado puedes pedirle perdón si hay algún mal entendido y explicarle el ‘motivo’ correcto de ese mal entendido. Dale opción a poder dar seguimiento a su sugerencia o reclamo.

4. Ten Tu Sparring (Pr 19:19-20)
Si enfrentas el enojo con enojo, terminarás recurriendo a lo mismo una y otra vez. Por si no estás familiarizado con el término ‘sparring’, es la persona que recibe los golpes de entrenamiento de un boxeador (no sufre daño porque está debidamente equipado para recibir los golpes). Yo te sugiero que tengas un amigo, o varios amigos que estén en el ministerio juvenil, sobre los cuáles puedas volcar tu molestia, tu indignación, tu frustración, tu temor y tu duda. De tal forma que ellos también puedan darte consejos o instrucciones de cómo actuar.

5. Involucra A Padres
Cuando los padres ven a otros padres involucrados en el cuidado de sus hijos, se rompe un poco la barrera de ‘pastor o líder iluminado’ que intenta robarle a su hijo. Le genera más confianza el conocer y saber que hay otros adultos que confían en ti, por tanto se vuelve un poco menos hostil. Hasta notarás que te hará llegar sus reclamos e indirectas a través de alguno de esos padres auxiliares.

Lo creas o no, lo aceptes o no. Estás dirigiendo a jóvenes, pero también a sus padres. Así que anímales, guíales, apóyales. Aunque la forma en que se acerquen a ti no la consideres agradable.

Comentarios

Dennis ha dicho que…
Buenos consejos para los líderes. Me gusta el punto numero 5 especialmente. Es clave para un ministerio con jóvenes sano.

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