¿Por Qué No Debes Renunciar?


El rey Saúl, el líder del pueblo de Israel, falló a Dios, cuando el Señor entregó en sus manos todo un pueblo, pero le pidió que no dejase nada con vida; sin embargo no lo hizo así, desobedeció el mandato de Dios. Le falló al Señor. ¿Y eso era anormal? ¿No consideras injusto el hecho de que Dios lo haya desechado por eso? ¿Cuántos de nosotros nos salvaremos si también solemos fallar a Dios?

Quizás sólo a mí me ha pasado, pero por si no es así, te va mi experiencia personal. En diversas ocasiones me he visto tentado a renunciar al liderazgo. ¿Cuándo? En todas aquellas veces en las que no me considero capaz, porque los problemas o las responsabilidades del liderazgo sobrepasan mi capacidad. En todas aquellas veces en las que no me considero digno, porque le he fallado a Dios y él sabe que sí quiero cambiar pero no he podido, y he sentido que ya no me escuchará o que soy un hipócrita porque no soy perfecto, ya que también ando luchando pero a la vez enseñando.

Pero veamos el ejemplo de Saúl. Que fallara no fue lo extraordinario, porque todos fallamos en algún momento. Pero sí puedo notar que él desistió. Dejó de poner su corazón en el de Dios. ¿Cómo?
  • Saúl renunció a su relación personal con Dios. El profeta Samuel le reclamó por no cumplir con la voluntad de Dios. Saúl le respondió, que iban a hacerse sacrificios al Señor TU Dios pero jamás dijo NUESTRO Dios (1 Sm 15:13-15). ¿Cómo has reaccionado cuando te llaman la atención? Dios no está en el plan de ‘¡Ah fallaste!, ahora te castigo.’ Él está en el plan de: ¡Envié a mi hijo Jesús para perdonarte! Pero obviamente, necesita corregirnos, disciplinarnos, moldearnos. No se trata de ¡ya Dios me desechó!
  • Saúl se preocupó más por el qué dirán las personas, que por lo que Dios diría.  (1 Samuel 15:30). Este rey decidió no seguir siendo moldeado por Dios, decidió ser moldeado por las personas y el mundo que le rodeaba. Quizás exitoso ante los ojos de los demás, pero lejos de ello a los ojos de Dios. No renuncies, más bien permite que esto que está pasando Dios lo usé para moldear tu vida, no eres perfecto, pero permite que Dios te vaya perfeccionando.
  • Saúl termina consultado espiritistas para saber qué hacer (1 Crónicas 10:13-14). Tan lejos de Dios estaba que ya no escuchaba Su voz. Saúl renunció y su destino trágico: muerte y sin gloria. Eso pasa si nos alejamos de Él.

Ahora déjame mostrarte lo contrario, con el rey David. También le falló a Dios. Y el pecado de éste fue peor que el del rey Saúl, porque David fornicó, asesinó y mintió (2 Samuel 11). Pero cuando éste es confrontado por el profeta Natán, David se duele por sus acciones y humildemente confiesa su falta y pide perdón (2 Samuel 12:13). El destino de David fue lo contrario: lleno de años y con gloria; a pesar de que su pecado había sido terrible. La gran diferencia se llama: Arrepentimiento. David lo hizo, Saúl No. David continuó, Saúl renunció. ¿Qué harás tú?

¿Te has sentido tentado a renunciar? ¡No lo hagas! Sé humilde, confiesa tu falta o tu sentir, arrepiéntete de lo que hayas hecho mal y permite que el Señor te siga moldeando. Nada mejor que ir en pos de Él, humildemente reconocer tus errores y continuar en el camino, guiando a otros hacia ese Dios amoroso, bondadoso y misericordioso que tenemos. 

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