Lo Que Dios Quiere Que Seas

Lo Que Dios Quiere Que Seas
¿Tus metas son las metas que Dios tiene para ti?
Descubre por que es tan importante tener tus metas y anhelos alineados a la voluntad y propósito del Señor.

Pero todos nosotros, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el Espíritu. (2 Corintios 3:18)

Todos tenemos buenos deseos. Muchos deseamos ser los mejores padres de familia, muchos deseamos salir bien en la escuela, ser el mejor profesionista, encontrar al príncipe azul, etc. Pero el simple hecho de desearlo no lo hará realidad. No existe tal cosa de “créelo”, “mentalízalo”, “llámalo fuertemente con tu mente y sucederá”. Pero cuando comenzamos a alinear nuestras metas con las metas de Dios, y nuestros deseos se alinean a los deseos de Dios, podremos disfrutar de los anhelos de nuestros corazones lejos de ira, ansiedad y depresión.

Quizás hayas pensado en más de una ocasión: “voy a ser un buen hijo”. Yo te reto a que te propongas: “Voy a ser el hijo que Dios desea que sea”. Porque esa es una de las metas que Dios tiene para tu vida, porque dejó la fórmula para lograrlo escrito en la Biblia, y porque si es un propósito de Dios para tu vida, no hay quien pueda impedirlo. Siempre y cuando cooperes con lo que Dios quiere para tu vida, el éxito está asegurado.

“Ah pero es que tú no conoces a mis papás”. Nadie dijo que sería fácil. Problemas como estos suelen desviar la mirada de la meta. Entonces muchos deciden renunciar a lo que Dios quiere para ellos. Y se excusan con cosas como: “es que ni modos que deje de hablar a mis amigos”, y entonces muchos terminan dominados por los amigos yendo a antros, fumando, tomando o drogándose. “Es que ni modos que deje a mi novio(a)” y terminan obligados a casarse por el bebé que viene en camino, o abandonada, engañada y lastimada por el “gañán”. Tus amigos, tu novio(a), tus padres, tus compañeros de trabajo, tu familia, etc., no son el problema. El único impedimento para que alcances la meta de Dios para tu vida eres tú mismo. Todos los obstáculos son oportunidades para crecer y llegar a ser esa persona que Dios quiere que seas. Pero tú tienes que estar dispuesto.

Quizás te hayas propuesto “ser el mejor”, yo te proponga que “seas quien Dios quiere que seas”. Hay deseos que son buenos, como tener más, lograr más, ser el mejor, etc., pero son pobres comparados con llegar a ser la persona que Dios quiere que seas. Porque para esta meta, el Señor desarrollará tu carácter, desarrollará desde tu interior (amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio) a esa persona maravillosa que Él quiere que seas.

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