¡Qué Ingrato!
¿Cuántas veces las cosas han salido tan bien que no hemos
sido dignos de tomarnos un momento para decir: ¡Gracias, Dios mío!?
En el relato de Esdras se nos narra como el pueblo de Israel
dio un primer paso, bastante pequeño por cierto, pero paso al fin y al cabo. El
pueblo de Israel había vuelto de la esclavitud y deseaban restaurar la
adoración a Dios, por tanto se decidieron a reconstruir el templo. Y ahora
había echado los cimientos del templo del Señor. Era tan sólo el inicio, pero
ellos estaban sumamente agradecidos con Dios.
¿Cuántas veces no hemos dado gracias a Dios por lo poquito
que sí podemos ver? Muchas veces no hemos sido agradecidos con lo poco que
tenemos o lo poco que hemos visto. Como que estamos esperando a que esté
‘completo’, para entonces pensar si le damos gracias a Dios, o reflexionar si
no fue producto de nuestro esfuerzo.
No nos olvidemos de dar gracias a Dios ¡en todo! Aunque lo
que veamos en este momento sea un pequeño paso, o una pequeña cosa.
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