Rendición Total
Rendición Total
¿Sigues luchando para que Dios haga lo que quieres?
Descubre cómo Jacob aprendió a obtener la bendición de Dios
A aquel lugar Jacob le puso Peniel (rostro de Dios), porque dijo: "Vi a Dios cara a cara y me dejó con vida" (Génesis 32:30)
Jacob era un hombre que había llegado a una completa crisis en su vida espiritual. Él obtuvo la primogenitura que correspondía a su hermano aprovechándose de su necesidad. Él obtuvo la bendición de su padre a través de un engaño. Se hizo de sus posesiones materiales a través de trucos. A pesar de que era un hombre que había escuchado de Dios toda su vida, pero no lo conocía personalmente. Es más, toda su vida había tratado de usar a Dios, en vez de permitirle a Dios usarlo a él. Lo podemos ver en cierta ocasión en la que le propuso a Dios: "prospérame y yo te daré". Su fe era superficial y convenenciera.
El asunto es que Jacob se parece a muchas de las personas que llegan a nuestras iglesias. Pero Dios quería mucho más para Jacob, y también espera mucho más de nosotros.
El Señor había llamado a Jacob a ser un gran hombre de fe. Pero definitivamente él no podía ser esa persona si no se entregaba completamente a Dios. Así que la lucha física fue una representación de lo que espiritualmente pasaba con este hombre, y que pasa con muchos de nosotros. Luchamos con Dios por tratar de obtener lo que queremos. Es por eso que muchos se "esfuerzan" orando, clamando y ayunando tratando de hacerle manita de puerco al Señor para que le responda en algo que quizás no es la voluntad del Señor. Otros más se "esfuerzan" declarando y declarando, y haciendo decretos y pactos para obtener de Dios algo que quizás no es Su voluntad. Y así se la pasan luchando contra Dios, hasta que finalmente, como pasó con Jacob se hace necesario dar un pequeño golpe que te arroje a los pies de Dios y entiendas que debes rendir TODO a Dios. Tus sueños, tus anhelos, tus deseos, etc. para poder recibir la bendición que DIOS tiene preparada para ti, y que definitivamente es mucho mejor que la que tú tienes planeada para ti mismo.
Jacob ganó la batalla, pero en el momento en que estuvo rendido en el suelo. Jacob ganó la batalla, pero en el momento en el que dejó de soltar golpes y tan sólo pudo agarrarse del Señor diciéndole: "No te soltaré si no me bendices". No debemos luchar por obtener nuestros deseos, debemos rendirnos a Dios, para que Él cumpla su deseo en ti. No debes usar a Dios para tus intereses, sino permitir que Dios te use para Sus intereses. Y créeme, la bendición que Dios tiene para ti es mucho mayor que la que tú tienes pensada para ti.
Quizás te encuentres en crisis espiritual en este momento. Quizás has estado peleando con tu fe y tratando de obtener algo de Dios. Quizás has estado luchando en tu mente y en tu corazón acerca de si Dios es real o no. Incluso hasta lo has estado retando, pero déjame decirte que la única forma de ganarle a Dios es dejando de soltar patadas de ahogado, postrarte ante Él y decirle: "Señor, ya no quiero y ni puedo seguir luchando, pero tampoco te voy a soltar hasta que me bendigas", porque esto es reconocer que SUS planes para ti son mejores que los tuyos.
Ríndete totalmente a Dios y agárrate fuertemente de Él y no lo sueltes hasta que Él cumpla Su propósito en ti.
¿Sigues luchando para que Dios haga lo que quieres?
Descubre cómo Jacob aprendió a obtener la bendición de Dios
A aquel lugar Jacob le puso Peniel (rostro de Dios), porque dijo: "Vi a Dios cara a cara y me dejó con vida" (Génesis 32:30)
Jacob era un hombre que había llegado a una completa crisis en su vida espiritual. Él obtuvo la primogenitura que correspondía a su hermano aprovechándose de su necesidad. Él obtuvo la bendición de su padre a través de un engaño. Se hizo de sus posesiones materiales a través de trucos. A pesar de que era un hombre que había escuchado de Dios toda su vida, pero no lo conocía personalmente. Es más, toda su vida había tratado de usar a Dios, en vez de permitirle a Dios usarlo a él. Lo podemos ver en cierta ocasión en la que le propuso a Dios: "prospérame y yo te daré". Su fe era superficial y convenenciera.
El asunto es que Jacob se parece a muchas de las personas que llegan a nuestras iglesias. Pero Dios quería mucho más para Jacob, y también espera mucho más de nosotros.
El Señor había llamado a Jacob a ser un gran hombre de fe. Pero definitivamente él no podía ser esa persona si no se entregaba completamente a Dios. Así que la lucha física fue una representación de lo que espiritualmente pasaba con este hombre, y que pasa con muchos de nosotros. Luchamos con Dios por tratar de obtener lo que queremos. Es por eso que muchos se "esfuerzan" orando, clamando y ayunando tratando de hacerle manita de puerco al Señor para que le responda en algo que quizás no es la voluntad del Señor. Otros más se "esfuerzan" declarando y declarando, y haciendo decretos y pactos para obtener de Dios algo que quizás no es Su voluntad. Y así se la pasan luchando contra Dios, hasta que finalmente, como pasó con Jacob se hace necesario dar un pequeño golpe que te arroje a los pies de Dios y entiendas que debes rendir TODO a Dios. Tus sueños, tus anhelos, tus deseos, etc. para poder recibir la bendición que DIOS tiene preparada para ti, y que definitivamente es mucho mejor que la que tú tienes planeada para ti mismo.
Jacob ganó la batalla, pero en el momento en que estuvo rendido en el suelo. Jacob ganó la batalla, pero en el momento en el que dejó de soltar golpes y tan sólo pudo agarrarse del Señor diciéndole: "No te soltaré si no me bendices". No debemos luchar por obtener nuestros deseos, debemos rendirnos a Dios, para que Él cumpla su deseo en ti. No debes usar a Dios para tus intereses, sino permitir que Dios te use para Sus intereses. Y créeme, la bendición que Dios tiene para ti es mucho mayor que la que tú tienes pensada para ti.
Quizás te encuentres en crisis espiritual en este momento. Quizás has estado peleando con tu fe y tratando de obtener algo de Dios. Quizás has estado luchando en tu mente y en tu corazón acerca de si Dios es real o no. Incluso hasta lo has estado retando, pero déjame decirte que la única forma de ganarle a Dios es dejando de soltar patadas de ahogado, postrarte ante Él y decirle: "Señor, ya no quiero y ni puedo seguir luchando, pero tampoco te voy a soltar hasta que me bendigas", porque esto es reconocer que SUS planes para ti son mejores que los tuyos.
Ríndete totalmente a Dios y agárrate fuertemente de Él y no lo sueltes hasta que Él cumpla Su propósito en ti.
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