¿Cómo Controlo El Enojo?

¿Cómo Controlo El Enojo?
¿Qué debo hacer cuando me enojo? ¿Será que estoy pecando cada vez que me enojo?”
Estoy seguro que tú también te has hecho esas mismas preguntas o preguntas similares. Especialmente cuando te enojas varias veces en el día.

Dios dice: Mejor es ser paciente que poderoso; más vale tener control propio que conquistar una ciudad. (Proverbios 16:32). Y es que todos y en especial los que somos hijos de Dios necesitamos saber cómo lidiar con el enojo. Pero para saber cómo manejarlo, primero necesitamos entender qué es el enojo.

(1) El enojo es una emoción, es una respuesta hacia algo, en contra de alguien o algo.
(2) Dios se enoja (Éxodo 34:6-7) y como Él nos creó a su imagen y semejanza, entonces Él nos hizo con la capacidad de enojarnos.
(3) Así que si Dios se enoja no podemos decir que enojarse es pecado, puesto que Dios no puede pecar.
(4) Entonces el pecado no es enojarnos, sino explotar (Efesios 4:26-27)

1. ¿POR QUÉ NOS ENOJAMOS?
Las causas más frecuentes del enojo sin control son:
• Una Conducta Heredada. Quizás en tu familia todos reaccionan de manera iracunda (gritos, golpes, ira). Es un hábito que imitaste o heredaste.
• El Perfeccionismo. Ser demasiado riguroso con uno mismo o con los demás, lo que provoca impaciencia y poca comprensión y nos convierte en tiranos.
• Falta de Compasión. El no saber ponerse en el lugar de los otros. Simplemente no hay excusas aceptables para una equivocación.
• El egoísmo. Llegar a creer que en la relación se es el más importante y que todo debe girar alrededor de uno.
• Coraje Reprimido. Por haber vivido mucho tiempo en un ambiente de críticas, tratos muy drásticos, lleno de prohibiciones y reprensiones.

2. ¿CÓMO LE HAGO PARA NO EXPLOTAR?
Si leemos nuevamente Proverbios 16:32, podemos notar que sí podemos controlar el enojo, de hecho Dios nos ha dado a Su Espíritu Santo para tener dominio propio. ¿Cómo le hacemos?

• Cálmate antes de decir o hacer algo. Enojados, exageramos las cosas y decimos o hacemos cosas de las cuáles después nos avergonzamos o arrepentimos.
• Oír a los demás antes de reaccionar. Al estar enojados no escuchamos razones, argumentos, excusas o respuestas. Toma un respiro, aprende a controlar tu enojo y disponte a escuchar las excusas, algunas de ellas serán razonables.
• Cuida tus palabras. Sin importar cuán grande sea la decepción o el enojo, siempre debes envolver tus palabras con amabilidad y consideración. Esto evitará producir heridas y mejorar la comunicación.
• Reclamar sin ofender. Controlar el enojo no significa no reclamar aquello que es justo y correcto. Pero el reclamo debe ser hecho sin ofensas, sin palabras hirientes, sin destruir tu dignidad ni el de la otra persona.

CONCLUSIÓN
Hemos aprendido que el enojo no es pecado, es una emoción natural. El verdadero problema es cuando nos permitimos en ese enojo castigar o lastimar a los demás. Eso es lo que busca el enemigo, que no controlemos nuestro enojo y se convierta en ira descontrolada y lastimemos a las demás personas por lo que nos tocó a nosotros sufrir.
Hemos aprendido también que el Espíritu Santo nos da dominio propio, así que oremos al Señor este día y le pidamos su ayuda para poder ejercer ese dominio sobre nuestras emociones y controlar el enojo.

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