¿Buscas Recompensa De Dios O De Los Hombres?

Día 8 Con Jesús
¿Buscas recompensa de Dios o de las personas?
Descubre porque Jesús pide que todo lo que hagas salga de tu corazón


Lectura: Mateo 6:1-34
Mucho cuidado con andar haciendo buenas obras para que los demás los vean y admiren! ¡Los que así lo hacen no tendrán recompensa del Padre que está en el cielo!

Cuando den alguna limosna, no lo anden proclamando como los hipócritas, que tocan trompetas en las sinagogas y en las calles para que la gente se fije en lo caritativos que son. ¡Les aseguro que, aparte de eso, no tendrán otra recompensa! Pero cuando hagan algún bien, háganlo discretamente. ¡Ah, pero el Padre de ustedes, que conoce todos los secretos, los recompensará!

Y cuando oren, no hagan como hacen los hipócritas, que oran de pie en las esquinas y en las sinagogas para que todo el mundo los vea. Les aseguro que aparte de eso, no tendrán más recompensa. Pero cuando ustedes oren, háganlo a solas, a puerta cerrada; y el Padre de ustedes, que conoce todos los secretos, los recompensará. Cuando estén orando, no hagan como los paganos que se ponen a repetir la misma oración, porque piensan que mientras más palabras usen más los va a escuchar Dios. No los imiten. Dios Padre sabe exactamente lo que ustedes necesitan antes que se lo pidan. Ustedes oren así:
Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino y cúmplase en la tierra tu voluntad como se cumple en el cielo. Danos hoy los alimentos que necesitamos, y perdona nuestros pecados, así como nosotros perdonamos a los que nos han hecho mal. No nos metas en tentación, mas líbranos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria para siempre. Amén.
Su Padre celestial los perdonará si perdonan a los que les hacen mal; pero si se niegan a perdonarlos, su Padre no los perdonará a ustedes.

Cuando ustedes ayunen, no lo hagan en público como los hipócritas, que tratan de aparentar que están pálidos y desaliñados para que la gente se dé cuenta de que ayunaron. Les aseguro que, aparte de esto, no tendrán más recompensa. Pero cuando ustedes ayunen, lávense la cara y arréglense, para que nadie, excepto el Padre que ve lo secreto, se dé cuenta de que están ayunando. Y el Padre, que conoce lo secreto, los recompensará.

No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre echan a perder las cosas y donde los ladrones roban. ¡Háganse tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que puedan corromper, ni ladrones que les roben!, pues donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón. Los ojos son la lámpara del cuerpo. Si tu ojo es bondadoso, andarás en la luz; pero si tu ojo es maligno, estarás sumido en la oscuridad. Y si tu luz no es más que oscuridad, tu oscuridad ¡qué negra debe ser! Nadie puede servir a dos amos. No puedes servir a Dios y al dinero, pues amarás a uno y odiarás al otro, o servirás a uno y despreciarás al otro.

Por ello les aconsejo que no se preocupen por la comida, la bebida o la ropa. ¡Es mucho más importante tener vida y un cuerpo, que tener qué comer y qué vestir! Fíjense en los pájaros, que no siembran ni cosechan ni andan guardando comida, y el Padre celestial los alimenta. ¡Para él ustedes valen más que cualquier ave! Además, ¿qué gana uno con preocuparse?; ¿podremos acaso alargar nuestra vida aunque sea una hora? ¿Para qué preocuparse de la ropa? ¡Miren los lirios del campo, que no tejen su propia ropa, y ni aun Salomón con todo su esplendor se vistió jamás con tanta belleza. Si Dios cuida tan admirablemente las flores, que hoy están aquí y mañana se queman en el fuego, ¿no los cuidará mucho más a ustedes, hombres de poca fe? Por eso, no se anden preocupando por la comida o por la ropa. ¡Los paganos son los que siempre se andan preocupando de esas cosas! Recuerden que su Padre celestial sabe lo que necesitan. Lo más importante es que primero busquen el reino de Dios y hagan lo que es justo. Así, Dios les proporcionará todo lo que necesiten. No se preocupen por lo que sucederá mañana, pues mañana tendrán tiempo para hacerlo. Ya tienen suficiente con los problemas de hoy.

ReflexiónJesús conoce a la perfección el corazón del hombre, y sabe de nuestra tendencia de tomar el camino fácil siempre, o de buscar aquello que llame la atención hacia nosotros. Y es que eso es parte de nuestra naturaleza humana, y sabiendo esto nos dejó instrucciones específicas acerca de cómo deben ser nuestros hábitos normales de fe como la oración, el dar y el ayunar (hábitos que nos ayudarán a crecer y llegar a la madurez). Y es que Jesús quería dejarnos en claro que esas actividad o hábitos no deberían ser para llamar la atendión de los demás, o sólo para demostrar que somos "muy espirituales". Si vamos a orar, dar o ayunar, debemos hacerlo desde el corazón, ya que eso es lo que Dios ve. Nunca será más importante el show o cómo se ve ante los demás.

Estoy seguro que después de leer este pasaje, te dirás: ¡No inventes! ¡Qué lejos estoy de hacer como Jesús dijo! Y lo sé porque eso me pasó a mí. Así que te diré lo mismo que dijo a mi corazón: "No te preocupes, sal y vive de manera honesta tu fe. Aprende a orar, dar y ayunar como Jesús nos pide, con el único deseo de desarrollar intimidad con Dios, y jamás para impresionar a los demás de tu espiritualidad. Tampoco vivas afanado por obtener o hacer riquezas, porque las cosas lo que en realidad producen son preocupaciones: el auto nuevo que no te lo vayan a rayar o robar, el negocio que no pierda clientes, entre más dinero o bienes más te preocupas. Así que en vez de preocuparte por obtener, recibe más de lo que Dios te da. Hay te va un tip: Si Dios está impresionado con los lirios del campo, cuanto y más contigo. Así que Él cuidará de ti.

Así que hoy te recuerdo que no intentes vivir para impresionar u obtener la aceptación de los demás, ni es importante y jamás dura, al poco tiempo se olvidarán de ti o hablarán en contra tuya. Que lo que hagas salga de tu corazón y vive tu vida buscando la recompensa de Dios porque esa permanecerá para siempre, nunca la perderás.


Antes de terminar tu tiempo devocional: medita en lo que el Señor te ha enseñado. Si tienes un cuaderno a la mano, anota en él lo que aprendiste el día de hoy y luego compártelo con alguien más. Esto te ayudará a recordar más fácilmente lo aprendido.

Finalmente termina tu oración orando.

Comentarios

Los más leídos