Airaos Pero No Pequeis

Una zona del cerebro es la encargada de las emociones. Justo donde se
originó el enojo.
La otra zona del cerebro que se activó es la encargada de la toma de
decisiones racionales, la que impide que nos dejemos llevar por los impulsos.
Con este estudio, llegaron a dos conclusiones: (1) el ser enojón puede
llevar a que la zona que impide dejar llevarse por los impulsos se agote y deje
de funcionar; (2) y el demasiado auto control también es un recurso que se
‘agota’ al usarse de más.
La conclusión basada en este descubrimiento científico sería: no trates
de apagar el enojo porque a la larga ya no podrás controlarte y explotarás;
pero no te enojes en demasía porque puedes agotar el actuar racionalmente. Y
esto me recordó a que Pablo, inspirado por Dios, ya lo había recomendado: Airaos, pero no pequéis. (Ef 4:26).
Ahora comprendo más porque Jesús se permitía esos brotes de enojo.
Porque comprendía a la perfección que Dios diseñó el cerebro del hombre para
mantenerse en equilibrio, por un lado se dispara la emoción y a la vez se
activa la zona que impedirá que te dejes llevar por los impulsos. Y que,
definitivamente, los extremos son malos: demasiado autocontrol y demasiado
enojo dañan.
Así que no te olvides que hay que enojarse, pero no pecar permitiendo
que el enojo domine. Por tanto, aquí te van unos tips para recuperar la paz
después del enojo:
1) Respira
profundamente y expulsar la molestia en cada exhalación.
2) Parecerá
locura, pero mantener una frase inspiradora o hasta cómica en tu cabeza ayuda:
‘Paz Interior’, ‘Mantén la calma’, etc.
3) Puedes
usar también la imaginación, o traer a memoria un feliz o bello momento.
4) Sal a
caminar o a correr o haz ejercicio.
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