¿Cuándo Fue La Última Vez Que Adoraste?

Día 20 Con Jesús
¿Cuándo Fue La Última Vez Que Adoraste Al Señor?
Descubre lo que la Transfiguración representó para Pedro y los demás

Lectura: Mateo 17:1-27
Seis días después, Jesús, con Pedro, y Jacobo y Juan (que eran hermanos), subió a la cima de un elevado monte para estar a solas. Allí Jesús se transfiguró delante de los discípulos. Su rostro se volvió brillante como el sol, y su ropa blanca como la luz.  De pronto, Moisés y Elías aparecieron y se pusieron a hablar con él. Pedro, atónito, balbució: "Señor, ¡qué bueno que nos pudiéramos quedar aquí! Si quieres, podemos hacer tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Pero mientras hablaba, una nube resplandeciente los cubrió y una voz dijo desde la nube: "Este es mi Hijo amado; en él me complazco. Obedézcanlo". Los discípulos se postraron en tierra temblando de miedo. Jesús se les acercó y los tocó. Les dijo: "Levántense. No tengan miedo". Y al levantar la mirada, encontraron a Jesús solo.

Al descender la montaña, Jesús les ordenó que no le dijeran a nadie lo que habían visto, hasta que él se levantara de entre los muertos. Los discípulos le preguntaron: "¿Por qué los maestros de religión insisten en que Elías regresará antes que aparezca el Mesías?" Les respondió Jesús: "Ellos tienen razón. Elías tiene que venir a poner las cosas en orden. Y, en efecto, ya vino, pero en vez de reconocerlo, lo trataron con la misma crueldad con que me tratarán a mí, que soy el Hijo del hombre". Los discípulos comprendieron que se refería a Juan el Bautista.

Cuando llegaron al valle, la gente los esperaba; y un hombre corrió y se puso de rodillas ante Jesús. Dijo: "Señor, ten misericordia de mi hijo, que está enfermo de la mente y padece muchísimo. Muchas veces se cae en el fuego o en el agua, con peligro de su vida. Lo traje a tus discípulos; pero no pudieron curarlo". Jesús dijo: "¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¡Tráiganme al muchacho!" Jesús reprendió al demonio que estaba en el muchacho, y el demonio salió. Desde aquel instante el muchacho quedó bien.

Más tarde, los discípulos le preguntaron en privado a Jesús: ¿Por qué no pudimos echar fuera aquel demonio? Jesús les respondió: Porque tienen muy poca fe. Si tuvieran siquiera una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían decirle a aquella montaña que se quitara de en medio y se quitaría. Nada les sería imposible. Pero este tipo de demonio no sale a menos que uno haya orado y ayunado".

Un día, estando aún en Galilea, les dijo: "Alguien me va a traicionar y me va a entregar a los que quieren matarme, pero al tercer día resucitaré". Los discípulos se estremecieron de tristeza y temor.

Reflexión
Pedro había confesado que Jesús era el Mesías, y ahora pudieran ver de primera mano que Jesús realmente era el Mesías, el Hijo de Dios. Si a Pedro se le hubiese hecho la misma pregunta, después de la Transfiguración, si le hubieran dicho: ¿Quién dicen que Soy? Sin el menor esfuerzo mental, hubiése dicho: "Sin duda alguna, tú eres Dios. Te he visto en la montaña mientras estabas con Moisés y Elías... eso fue maravilloso, ¿podrías repetirlo?" Pero esta confesión no hubiese sido una clara muestra de la fe de Pedro. Pero antes de ver la gloria de Dios, Pedro había creído, y confesado lo que creía, y ahora estaba recibiendo la confirmación de parte de Dios en esta montaña. Es precioso la forma en que esto funciona: crees, confiesas y recibes la confirmación. ¿No te ha pasado así?

La Transfiguración es un poderoso evento en el caminar con Cristo y uno que tú debes estudiar con más interés. Y es que fíjate en lo siguiente: Moisés estaba representando la Ley (el Antiguo Testamento) y Elías las profecías o profetas. Ambos, la Ley y Las Profecías apuntan a Jesús; el Antiguo Testamento y las Profecías fueron hallarían cumplimiento en Jesús. Básicamente, el Antiguo Testamento y Los Profetas pintaron una imagen acerca del futuro: hasta que Jesús vino a la tierra.

Durante la Transfiguración, Pedro quiso expresar su emoción construyendo enramadas para conmemorar la ocasión. Pero, antes que pudiera hacerlo, fue interrumpido por la voz de Dios declarando Su Amor por Jesús. Pedro inmediatamente desechó la idea que tuvo y cayó sobre sus rodillas para adorar a Dios. Nota la respuesta de Pedro. Y es que esta es la manera apropiado en que podemos responder cuando entendemos la grandeza y plenitud acerca de quién es Jesús: adorarle. Una entrega total a Cristo no se logra usando ropa cristiana, o poniéndose tatoos de la cruz o con mensajes de salvación, o construyendo altares o iglesias que declaren tu fe. La entrega total a Cristo se nota a través de una sola cosa: el deseo intenso de adorar al Mesías. Así que te pregunto: ¿cuándo fue la última vez que adoraste al Señor sobre tus rodillas?

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