Un burro que habla
Es posible que te hayas topado con pericos, que hasta parece que hablaran contigo y no tan sólo repiten cosas. Pero, ¿te imaginas que un burro hablara contigo?
En la Biblia, específicamente en Números 22, vemos algo asombroso que sucedió entre un hombre y su asna. Balaam, un agorero (adivino o intérprete de las señales), era considerado un hombre "sabio" por los demás, puesto que podía predecir lo que deparaba el futuro observando las "señales". Era consultado por muchos a fin de obtener de él sabios consejos, así como para que les dijese o procurase la derrota de los adversarios. La Biblia nos narra de la ocasión en que fue seducido a declarar maldición en contra del Pueblo de Dios (Israel), algo verdaderamente tonto, ya que Dios previamente había declarado bendición a favor de Su Pueblo. Y además, Dios le habló a Balaam para decirle que no intentase maldecir a Israel; pero a Balaam le interesó más el dinero que le ofrecían, así como mantener la fama que tenía, por lo que ensilló su burro y se encaminó a cometer una "burrada".
1. Sabios diciendo burradas
Hoy en día, existen muchos Balaams, hombres sabios según la opinión de los demás e incluso su propia opinión. Hombres y mujeres que tienen títulos y logros que gritan y exhiben a los cuatro vientos su capacidad y su gran intelecto; pero, debido a su orgullo, se alejan de Dios, y de su boca no sólo brotan esos chispazos de la tremedad capacidad intelectual que Dios les dio, también brotan "burradas" (se cumple lo que Pablo dice en Romanos 1:21-23).
A que burradas me refiero, pues como la de aquellos científicos cuyo conocimiento acerca del espacio y del universo es increíble, pero terminan diciendo burradas como "no es necesario apelar a Dios para decidir cómo comenzó el universo" y declaran que todo inició con polvos y gases "mágicos" espaciales que se combinaron provocando una gran explosión que trajo a la vida todo cuanto conocemos y lo que aún no hemos podido conocer. O como las burradas que en alguna ocasión dijo un filósofo muy famoso, que publicó su libro acerca de la vida, para enseñarle a sus seguidores cómo deben vivir la vida, al declarar que cada persona es como una nube, y que no tiene propósito ni destino, tan sólo debe dejarse llevar por los vientos, por lo que nadie debería decirnos cómo debemos vivir la vida (¿para qué entonces hizo un libro para decirle a los demás cómo deben vivir?). Se parece a las burradas que algunos expertos motivadores dicen al declarar que para tener paz interior debes reconciliarte con tu pasado, pero para poder reconcilarte con tu pasado debes primero estar en paz. O las burradas de aquellos libres pensadores, quienes por justificar el consumo y la legalización de la marihuana (y otras sustancias), aseguran que su consumo no afecta en nada al individuo (como si fuese posible que al introducir alguna sustancia ajena al cuerpo, éste no se viese afectado en lo más mínimo). O los sabios activistas que aseguran que abortar en las tres primeras semanas de gestación no es "asesinato", ya que no se trata de un bebé, sino tan sólo de un producto (como si fuese posible que el producto de la cruza de dos seres humanos pudiese resultar en un animal u otra cosa que no sea un bebé). Y ya ni que decir de los sabios religiosos que declaran que Satanás no existe, que no hay infierno, que el cielo es aquí en la tierra, o que Cristo no viene o que ya vino, o que hay que sembrar (dar dinero) a su ministerio o causa, y que al hacerlo Dios le multiplicará al 1000x1 a quienes den. Caramba, hay tanto sabio diciendo burradas y todo, según lo explica Pablo en Romanos 1, por alejarse de Dios.
2. Burros diciendo cosas sabias
Pero eso no es sorpresa, ya que Balaam, era un sabio que también decía "burradas". Lo que realmente sorprende en la lectura es que "un burro" habló. Y no dijo cualquier cosa, sino que habló diciendo "cosas sabias". Fue esa asna de Balaam la que veía el plan de Dios por delante, y se detuvo, se volvió terca a fin de poder corregir el rumbo a Balaam. Esa burra no quería que su amo saliese lastimado, así que se puso tan terca que tuvo que hablar para declararle la sabiduría que provenía de parte de Dios. ¡Qué milagro tan asombroso! Un burro hablando sabiduría, a un sabio que se había vuelto necio.
Ese, sin duda, fue un milagro que debió sorprender mucho a Balaam, pero más sorprendido estaría si viviera hoy. Porque hoy, no sólo es un burro, somos muchos burros los que tenemos la dicha de haber sido salvados por Dios, y de nuestros labios brota sabiduría divina (esto también lo registró Pablo en 1 Corintios 1:26-31). Personalmente, no me considero alguien "muy letrado", tampoco un "genio", pero sí un hombre agradecido con Dios, por haberse fijado en mí, por haberme hecho libre del pecado, por derramar sobre mí y mi familia Su Amor, su Gracia, Su Bendición. En respuesta (y también en obediencia) hablaré de Su amor, seré como ese burro que se pone terco tratando de evitar que alguien salga lastimado yendo por el camino equivocado, siendo tan terco que incluso hablaré la sabiduría de Dios a este mundo: que Cristo vino para dar su vida y pagar la deuda por nuestros pecados; pero resucitó para darnos opción a una nueva vida libre de la maldición del pecado; y que viene como Rey y Señor, por aquellos quienes crean en Él en esta vida y con humildad le acepten no sólo como Salvador, sino como Señor de sus vidas.
No soy el único, habemos muchos burros hablando "la sabiduría de Dios". Es mi oración, que te sorprenda ver que un burro como yo habla, pero que lo que en verdad te sorprenda e impacte es el mensaje que proviene de Dios para tu vida: Dios te ama, y dio a Su Hijo Jesús por amor a ti, porque desea que vivas con Él eternamente.
En la Biblia, específicamente en Números 22, vemos algo asombroso que sucedió entre un hombre y su asna. Balaam, un agorero (adivino o intérprete de las señales), era considerado un hombre "sabio" por los demás, puesto que podía predecir lo que deparaba el futuro observando las "señales". Era consultado por muchos a fin de obtener de él sabios consejos, así como para que les dijese o procurase la derrota de los adversarios. La Biblia nos narra de la ocasión en que fue seducido a declarar maldición en contra del Pueblo de Dios (Israel), algo verdaderamente tonto, ya que Dios previamente había declarado bendición a favor de Su Pueblo. Y además, Dios le habló a Balaam para decirle que no intentase maldecir a Israel; pero a Balaam le interesó más el dinero que le ofrecían, así como mantener la fama que tenía, por lo que ensilló su burro y se encaminó a cometer una "burrada".
1. Sabios diciendo burradas
Hoy en día, existen muchos Balaams, hombres sabios según la opinión de los demás e incluso su propia opinión. Hombres y mujeres que tienen títulos y logros que gritan y exhiben a los cuatro vientos su capacidad y su gran intelecto; pero, debido a su orgullo, se alejan de Dios, y de su boca no sólo brotan esos chispazos de la tremedad capacidad intelectual que Dios les dio, también brotan "burradas" (se cumple lo que Pablo dice en Romanos 1:21-23).
A que burradas me refiero, pues como la de aquellos científicos cuyo conocimiento acerca del espacio y del universo es increíble, pero terminan diciendo burradas como "no es necesario apelar a Dios para decidir cómo comenzó el universo" y declaran que todo inició con polvos y gases "mágicos" espaciales que se combinaron provocando una gran explosión que trajo a la vida todo cuanto conocemos y lo que aún no hemos podido conocer. O como las burradas que en alguna ocasión dijo un filósofo muy famoso, que publicó su libro acerca de la vida, para enseñarle a sus seguidores cómo deben vivir la vida, al declarar que cada persona es como una nube, y que no tiene propósito ni destino, tan sólo debe dejarse llevar por los vientos, por lo que nadie debería decirnos cómo debemos vivir la vida (¿para qué entonces hizo un libro para decirle a los demás cómo deben vivir?). Se parece a las burradas que algunos expertos motivadores dicen al declarar que para tener paz interior debes reconciliarte con tu pasado, pero para poder reconcilarte con tu pasado debes primero estar en paz. O las burradas de aquellos libres pensadores, quienes por justificar el consumo y la legalización de la marihuana (y otras sustancias), aseguran que su consumo no afecta en nada al individuo (como si fuese posible que al introducir alguna sustancia ajena al cuerpo, éste no se viese afectado en lo más mínimo). O los sabios activistas que aseguran que abortar en las tres primeras semanas de gestación no es "asesinato", ya que no se trata de un bebé, sino tan sólo de un producto (como si fuese posible que el producto de la cruza de dos seres humanos pudiese resultar en un animal u otra cosa que no sea un bebé). Y ya ni que decir de los sabios religiosos que declaran que Satanás no existe, que no hay infierno, que el cielo es aquí en la tierra, o que Cristo no viene o que ya vino, o que hay que sembrar (dar dinero) a su ministerio o causa, y que al hacerlo Dios le multiplicará al 1000x1 a quienes den. Caramba, hay tanto sabio diciendo burradas y todo, según lo explica Pablo en Romanos 1, por alejarse de Dios.
2. Burros diciendo cosas sabias
Pero eso no es sorpresa, ya que Balaam, era un sabio que también decía "burradas". Lo que realmente sorprende en la lectura es que "un burro" habló. Y no dijo cualquier cosa, sino que habló diciendo "cosas sabias". Fue esa asna de Balaam la que veía el plan de Dios por delante, y se detuvo, se volvió terca a fin de poder corregir el rumbo a Balaam. Esa burra no quería que su amo saliese lastimado, así que se puso tan terca que tuvo que hablar para declararle la sabiduría que provenía de parte de Dios. ¡Qué milagro tan asombroso! Un burro hablando sabiduría, a un sabio que se había vuelto necio.
Ese, sin duda, fue un milagro que debió sorprender mucho a Balaam, pero más sorprendido estaría si viviera hoy. Porque hoy, no sólo es un burro, somos muchos burros los que tenemos la dicha de haber sido salvados por Dios, y de nuestros labios brota sabiduría divina (esto también lo registró Pablo en 1 Corintios 1:26-31). Personalmente, no me considero alguien "muy letrado", tampoco un "genio", pero sí un hombre agradecido con Dios, por haberse fijado en mí, por haberme hecho libre del pecado, por derramar sobre mí y mi familia Su Amor, su Gracia, Su Bendición. En respuesta (y también en obediencia) hablaré de Su amor, seré como ese burro que se pone terco tratando de evitar que alguien salga lastimado yendo por el camino equivocado, siendo tan terco que incluso hablaré la sabiduría de Dios a este mundo: que Cristo vino para dar su vida y pagar la deuda por nuestros pecados; pero resucitó para darnos opción a una nueva vida libre de la maldición del pecado; y que viene como Rey y Señor, por aquellos quienes crean en Él en esta vida y con humildad le acepten no sólo como Salvador, sino como Señor de sus vidas.
No soy el único, habemos muchos burros hablando "la sabiduría de Dios". Es mi oración, que te sorprenda ver que un burro como yo habla, pero que lo que en verdad te sorprenda e impacte es el mensaje que proviene de Dios para tu vida: Dios te ama, y dio a Su Hijo Jesús por amor a ti, porque desea que vivas con Él eternamente.
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