Tiempo de Maná
Recuerdo las primeras ocasiones en que asistí a una iglesia cristiana. Me encanta la música, así que fue algo de lo que más me atrajo en las reuniones, los cantos. Pero, para ser sinceros, la primera ocasión me pegué una aburrida de aquellas, ya que no conocía ninguno de los cantos. Así que me limité a hacer "play back", es decir, mover la boca como si estuviera cantando y aplaudiendo de vez en cuando.
Para el siguiente domingo, ya por lo menos me sabía uno de los cantos que repitieron. Pero fue grande mi sorpresa y mi emoción, cuando al terminar el periodo de cantos. Subió el "hermano" encargado de la dirección de la reunión y anunció algo que en verdad me alegró, él dijo: "Amados, es tiempo de maná". Tuve que contenerme para no brincar de la emoción: "Por fin", dije yo, "ahora sí vienen cantos que conozco. ¿Cuál será? ¿Rayando el sol o El reloj cucú?" De lo que estaba seguro es de que no serían: Hechicera o Clavado en un bar.
De pronto veo que sube el pastor, toma su Biblia, la abre y comienza a "predicar". ¿Y Maná? ¿a qué hora cantaremos?, me pregunté.
No te burles de mí, estoy seguro de que no he sido el único al que le ha pasado tal confusión. Poco tiempo pasó para que comprendiera de que TIEMPO DE MANÁ, sí era, de hecho, sumamente emocionante, ¿por qué? Bueno, resulta que el pueblo de Dios estuvo vagando en el desierto, y ¿dónde podrían conseguir alimento? No habían OXXO en aquellos tiempos (por aquello de que, al menos en la ciudad donde vivo, hay OXXO en cada esquina). ¿De dónde obtendrían alimento estando en el desierto? Y entonces DIOS intervino enviándoles comida del cielo, y las personas al ver este alimento dijeron: ¿MANÁ? (Es que en hebreo, MANA significa ¿Qué es esto?)
El punto es que el pueblo tenía hambre, y las circunstancias le impedía encontrar no sólo buen alimento, sino además suficiente alimento para todos. Pero DIOS les envió desde el cielo ALGO, para que pudieran alimentarse. Y eso mismo sucede en nuestras vidas, ¿cuántas veces no nos hemos sentido como en un desierto? Solos, tristes, cansados, agotados, sedientos, hambrientos, desesperados, frustrados, desesperados, y algunos, literalmente y aludiendo a MANA: clavado, herido, desesperado en el olvido, ahogado en un bar. Pero, ¿sabes qué? Cuando clamamos a DIOS, Él envía MANA, algo que te sorprenderá al punto de decir ¿MANÁ - Qué es esto?, pero es algo que te ayudará, que te sacará, que te devolverá las fuerzas, el ánimo, el propósito para vivir. Así que, busca a Dios cada día, en oración, leyendo La Biblia, y disfruta del MANA que proviene de Él, porque no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios.
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