Ayudando Al Pobre
Era un centurión romano, que había sido
escogido por sus cualidades
de resistencia, templanza y mando. Los 80 hombres bajo su mando (centuria) tenían fama de ser crueles y violentos con sus enemigos. Vivía en Cesarea,
un pueblo de una de las naciones que Roma había conquistado y donde hay un
manantial que alimenta al río Jordán.
Su vida cambió al entrar en contacto con el
pueblo de Israel. Acostumbrado a invocar a tantos dioses a fin de obtener victoria
en las batallas, a adoptar como suyo a cuanta deidad nueva encontraba en cada
nación conquistada, ahora se topa con una nación que no sólo se burla de todos
los ‘dioses’, sino que dicen adorar ‘al Único y Verdadero Dios’. Sus hábitos
cambiaron en el momento en que comenzó a orar a Dios y al tratar de hacer la
voluntad, junto con su familia, del Señor de Israel. Pero entre todos los
cambios que estaba haciendo, hizo algo que llenó de sorpresa a muchos, era
piadoso, no permitía que nadie sufriera si él pudiera evitarlo, y esa
preocupación lo llevó a hacer muchas limosnas al pueblo. Había ganado el favor
del pueblo esclavo, y el respeto (como persona, no sólo como autoridad) de los
hombres que estaban bajo su mando.
Cornelio, no conocía lo que David había
aprendido, que Dios prometía rescatar de apuros a quien ayudaba a los pobres, los
protege, pero lo mejor de todo es que le daría vida. Pero sí pudo
experimentarlo, ya que cierto día un mensajero de parte de Dios le avisó que el
Señor tenía presente sus oraciones y sus limosnas y le daría algo, que hasta
ese momento, no podía poseer nadie que no fuese judío: la vida eterna.
Dios pide que nunca nos olvidemos de los
pobres, de los necesitados, que si tenemos la capacidad de ayudar a alguien, no
lo dejemos para otra ocasión, sino que lo hagamos en el momento. Que si alguien
nos pide agua, no se la neguemos, que si alguien nos pide alimento, no se lo
neguemos. En otras palabras, conoces su necesidad, tienes para poder
satisfacérsela, aprovecha la oportunidad. Lo que siembras, cosechas. Y Dios
siempre se acordará de ti.
No pierdas la oportunidad de experimentar
un gozo inmenso al ayudar a alguien que no puede devolverte el favor. El gozo
indescriptible de ser parte de lo que Dio hace, ya que seguramente esas
personas están clamando por ayuda a Dios, y el Señor quiere usarte a ti para
ser esa extensión de su amor, su favor y su provisión. Así que la próxima vez,
se parte de la obra de Dios y disfruta de sus bendiciones al tratar bien al
pobre y necesitado.
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