Planes Maravillosos


Al inicio de este Salmo, David narra cómo Dios lo rescató de una situación desesperante, tan frustrante que incluso se sentía estar en el lodo y en fango. Pero Dios le ayudó a salir de allí, y descubrió la alegría que experimentan aquellos que confían en el Señor.

¿Cuántas veces nos hemos visto en situaciones similares? Una enfermedad, una crisis familiar o económica, que tal un sufrimiento emocional, etc. Y Dios ha obrado de manera maravillosa a tu favor, muchas veces cuando parecía que ya no había más qué hacer, cuando la situación parecía sin solución e imposible. Y es más también has descubierto que de esa situación has salido más fuerte, con más carácter, e incluso te ayudó a bien.

No debemos olvidar las muchas maravillas que Dios ha hecho a nuestro favor y mucho menos olvidar que los planes de Dios para nosotros son muchos. Esos planes suelen presentarse como situaciones que nos retan, que exigen de nosotros poner en práctica Su palabra y sus mandamientos y sin duda alguna exigen de nosotros confiar en que lo imposible se hará posible cuando Él intervenga a nuestro favor. Y nunca desfallezcas, porque los planes de Dios para nosotros son para nuestro bien, jamás para destruirnos o castigarnos, sino para darnos un futuro y una esperanza.

David lo entendió porque era el olvidado de su casa y siempre honró a su padre. Era criticado por sus hermanos y él no tomó represalias contra ellos a pesar de que llegó a ser el Rey. Era perseguido por el rey Saúl quien quería matarlo, pero él jamás puso un dedo sobre el rey. Sufrió una y otra vez adversidad, pero siempre mantuvo su fe y esperanza en Dios, se mantuvo íntegro ante Dios y Él actuó a su favor una y otra vez de maneras maravillosas.

Así que mantente cumpliendo la voluntad de Dios con fidelidad, persevera haciendo el bien y actuando con justicia y mientras tú haces todo lo posible confía en que Dios hará su parte: lo imposible. Recuerda también no desfallecer ante la adversidad porque es parte del plan de Dios para sacar lo mejor de ti. Y te aseguro que terminarás, al igual que David, sorprendido de la enorme cantidad de maravillas de Dios para tu vida, que si quisieras enumerarlas no terminarías jamás.

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