Dónde Pones Tu Confianza

Los filisteos se jactaban de su poder, de su armamento y de
su guerrero estrella. David, se paró frente al gigante y se jactó sólo de una
cosa: que el Dios Todopoderoso estaba de su lado, aunque nadie lo veía. ¿Resultado?
La burla de sus adversarios y duda de sus compatriotas. Pero esto no importó a
David, enfrentó al gigante y ganó.
En la vida te encontrarás con personas que se jactarán de
sus habilidades, de las facilidades que tienen, de sus logros, de sus
posesiones. Ellos ponen su confianza en todo esto para lograr lo que quieren.
Todas estas cosas son buenas, pero cuando la voluntad de Dios es otra, no
importa la habilidad, las palancas, los logros y menos posesiones. Dios tiene
la última palabra. Por tanto, aunque tengas todo lo anterior, tú y yo debemos
aprender a no jactarnos en todo eso, porque además de que son perecederos no
son decisivos para los resultados, pero la voluntad de Dios sí lo es. Por
tanto, que tu confianza sea en lo que Dios hará.
Aprende a poner todo lo que tienes y todo lo que eres al
servicio del Señor. Y al igual que David, no te jactes de todo lo que tienes,
sino de quien va a tu lado. Y con valor enfrenta las adversidades, porque
aunque el adversario tenga lo mejor, EL MEJOR y Todopoderoso va de tu lado. Pon toda tu confianza en Él y lo que hará.
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