Clame Al Señor

En cada problema, en cada situación,
en cada dificultad, en cada reto su secreto era: clamar al Señor. Ahora
entiendo por qué muchas veces he fracasado. Porque en vez de clamar
primeramente a Dios, he intentado solucionar o enfrentar las adversidades con
mis propias fuerzas, inteligencia, etc., y termino clamando a Dios como el
último recurso. Algo así como: ¡Dios!, ya lo eché a perder, ven a arreglarlo
todo, y ahorita mismo, ah y que salga todo como yo quiero. Cualquier parecido
con tu realidad es mera coincidencia.
David no tomaba a Dios como último
recurso, David tomaba a Dios como primer recurso. ‘¡Clamé al Señor!, el único
digno de alabanza’. Y es que quizás cuentes con los recursos financieros, pero
no lo conviertas en tu dios. Quizás tengas una habilidad mental muy buena, y
seas bueno resolviendo conflictos, pero no conviertas esta habilidad en tu
dios. Quizás cuentes con los ‘contactos’ o conozcas a las personas adecuadas,
pero no conviertas esta ventaja en tu dios. Incluso quizás creas tener ya la
solución, pero aun así no te olvides de primero ¡clamar al Señor!, porque
cuando Él interviene, los resultados no son sólo a tu favor, sino maravillosos.
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