Mas Errores Que Debes Evitar
Por si es el primer artículo que lees, te daré el
antecedente. Tengo ya algunos añitos en el ministerio juvenil y a lo largo de éstos he cometido algunos errores que deseo tú no los cometas. No es
juzgar a alguien en particular que no sea yo mismo, ni condenar, sino una
autoevaluación de lo que en estos años no me funcionó para que puedas valorar
tu trabajo. Habiendo dicho esto y habiéndome quitado el peso de encima,
continuemos con los errores.
1. Error: Ser
Arrogante
Yo sé que lo sabes, entonces ¿por qué te lo repito? Porque qué
fácil nos resulta ‘actuar’ de manera arrogante ‘sin querer queriendo’. Jactándonos
de nuestros logros, de lo que hacemos para Cristo o incluso haciendo alarde de
aquello que Cristo hace a través de nosotros, como si realmente nosotros
fuésemos lo importante. Juzgando lo que otros dicen y hacen sin la humildad de
querer aprender de ellos, porque simplemente, nosotros ya lo hacemos y mucho
mejor. Sintiéndonos superior a los demás tan sólo porque somos ‘líderes’,
olvidando que cualquier ministerio (pastor, evangelista, profeta, maestro,
apóstol, líder, etc.) tan solo indica una función no una jerarquía. No olvides
que tan sólo somos los vasos de barro deshonrosos y que la Gloria de Cristo es
la que realmente se merece la gloria; que no somos más que el burrito en el que
Cristo va montado.
2. Error: Preocuparte
Más Por Los Número Que Por Los Jóvenes
Una tendencia común es considerar que el éxito como líder
juvenil se mide por el número de jóvenes que estén en el grupo. Definitivamente
estoy a favor de que un grupo juvenil deba crecer, pero soy renuente a creer
que un grupo pequeño es sinónimo de fracaso. He aprendido que el éxito se mide
en lo que la vida de cada joven refleja a través del cuidado y dirección que
les brindemos. ¿Avanzan (aunque sea lentamente) hacia la madurez?, ¿cada día se
parecen más a Cristo? Déjame compartirte algo más:
- Grupos grandes me indican, por lo general: buen ambiente, buenas dinámicas para atraer y mantener a los jóvenes, un predicador elocuente y bastante ameno, oportunidades para que los jóvenes sirvan con sus talentos, entre otros factores más. El reto es lograr que esos muchos jóvenes profundicen en su fe, y no conviertan la misma en una bonita y sana diversión de fines de semana (ver las reuniones como mero club social sin la meta de permitir en sus vidas que Dios las moldee).
- Grupos pequeños me indican, por lo general: mucho énfasis en lo bíblico y espiritual, un estilo algo rutinario en las actividades, nulo o poco involucramiento de matrimonios en los grupos (jóvenes liderando jóvenes). El reto es lograr que ese énfasis en lo espiritual y bíblico pase de ser algo teórico para los jóvenes y se convierta en su estilo de vida, que la Biblia y sus principios tengan relevancia en sus vidas cotidianas, y no sólo dentro de la Iglesia.
No te enfoques tanto en los números. Preocúpate y ocúpate en
guiar a los jóvenes a que vivan su fe de manera profunda, dinámica, extraordinaria.
Que no se convierta en algo social, pero tampoco en algo rutinario.
3. Error: Desconfiar
De Los Demás
Si la visión que tienes es tan pequeña que tú solo la puedes
lograr, déjame decirte que esa visión no viene de Dios, viene de tus propios
anhelos. Cuando una visión de Dios, ésta exigirá que creas cosas imposibles, y
que exigirá el que puedas confiar en las personas que el Señor puso a tu lado,
porque tendrán talentos y habilidades que tú no posees. Así que a confiar en
ellos, quizás no parezcan maduros, quizás no parezcan los más apropiados,
quizás se equivoquen; pero un buen líder no es aquél que hace todo, sino el que
ayuda a los demás a usar sus talentos y habilidades para el bien común, les
ayuda a corregir para mejorar a la siguiente, los cubre de los ataques cuando
los demás se burlen o los desprecien. Un buen líder no ve ‘enemigos’ en el
ministerio, sino complementos. No ve ‘complots’ para derrocarlo, sino
oportunidades para que otros más crezcan y los superen.
4. Error: Saturarte
De Actividades
A veces creemos que como líder debemos hacer todo, y esto
nos lleva a cometer el error de saturarnos de tantas actividades que o no
cumplimos o lo hacemos de manera mediocre. No te satures, aprende a decir ‘¡NO
puedo!, pero que tal en esta otra ocasión’. Para tener tiempo suficiente para
preparar las reuniones, para pasar tiempo con tu familia, y principalmente para
PASAR tiempo en intimidad con nuestro amado. Seamos sinceros, la mayoría de
nosotros, hablamos de pasar tiempo en intimidad, pero nuestras ‘miles’ de
actividades nos impiden pasar por lo menos 30 minutos íntimos con Cristo. La
mayoría de nosotros hablamos de leer la Biblia, pero te aseguro queen este momento ya notaste que aún no la has leído completa, y ya llevas tus dos o tres años intentándolo. No te satures de actividades.
5. Error: Condenar Sin
Ayudar
Ciertamente, debemos procurar un estándar de vida, santidad
y consagración alto. Ciertamente, debemos confrontar el pecado y no solaparlo.
Pero, también es cierto que todos fallamos, y que debemos ayudar a los jóvenes
a mejorar su estilo de vida, a animarles a ser mejores, a ayudarles en caso de
que estén viviendo en pecado para poder salir de ello. Debemos ofrecerles
nuestros brazos abiertos y nuestra mano para levantarlos y que puedan escuchar
la voz de Jesús diciéndoles: ‘levántate, vete y no peques más’; y nosotros
rodearles con nuestros brazos y decirles: ‘¿Ya ves? Cristo te ama, vamos cuenta
conmigo para que no peques más’.
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