Derrama Tu Corazón

¿Te ha pasado? ¿Que crees que tu dolor, soledad o sufrimiento son tan grandes que nadie va a entenderte, que nadie está contigo o te puede ayudar?

Escucha

A mí ¡sí!, y por cierto, muchas veces. Son esos días en los que simplemente no puedes continuar, sientes que no vale la pena seguir, tratas de encontrar un motivo para continuar con tu vida, por dentro te estás muriendo, pero cuando las personas te preguntan “¿cómo estás?”, respondes: “¡bien!”. Incluso cuando te lo preguntan aquellas personas que tanto te aman, te cuidan, y que ya saben que algo te está pasando. Prefieres seguir aparentando ante los demás que todo está bien; pero tú y yo sabemos que en la soledad de tu cuarto todo es diferente. Te pasa lo que al salmista David, quién cada vez que estaba solo decía:

Estoy agotado de tanto llorar; toda la noche inundo mi cama con llanto, la empapo con mis lágrimas. El dolor me nubla la vista; tengo los ojos gastados a causa de todos mis enemigos. (Salmos 6:6-7). ¿A poco no te suena familiar?

Quiero decirte que en esos momentos tan desesperantes de la vida, tú puedes recurrir a Alguien con quién puedes ser completamente honesto. Con él podemos expresar todo nuestro enojo, toda nuestra frustración, nuestras dudas, nuestra decepción, nuestra debilidad, sin temor a ser juzgado o malentendido o condenado por lo que estás pasando. ¡Él conoce tu corazón! Y tú puedes derramar todo tu corazón delante de Él con confianza.
En mi vida lo he experimentado, cada vez que me siento así, vengo ante Dios y suelto todo lo que tengo,
 y al igual que David, le he pedido: “Ten compasión de mí, SEÑOR, porque soy débil; sáname, SEÑOR, porque mis huesos agonizan” (Salmos 6:2); y he podido experimentar esa Paz incomprensible del Señor, ese Perdón inmerecido, ese Amor inagotable, ese Abrazo tan confortante, ese consuelo y certeza de que Dios está conmigo y que ya no debe de temer más, porque Él me ha escuchado.

Termino ese tiempo diciendo lo mismo que David decía: Váyanse todos los que hacen el mal, porque el SEÑOR ha oído mi llanto. El SEÑOR ha escuchado mi ruego; el SEÑOR responderá a mi oración. (Salmos 6:8-9) Convencido de que Dios tomará el control de la situación, ¡sea cuál sea!

Tú también puedes ser honesto con el Señor y soltar toda tu ira, todo tu dolor, toda tu desesperación. Dios conoce tú necesidad, y Su deseo para ti es el bienestar. Y sabe lo que es mejor para ti. Conoce tu situación y es el único que podrá guiarte a través de esos valles de desesperación. En el momento en que comiences a venir a Cristo a derramar tu corazón, podrás dejar de enfocarte en tu sufrimiento y problema y podrás enfocarte en el Poder Absoluto, el Amor Inagotable de nuestro Dios misericordioso.

¿Crees que exista un mejor lugar para derramar tu corazón?

Comentarios

Los más leídos