Venciendo La Envidia

Venciendo La Envidia
¿Cómo respondes cuando a alguien le va mejor que a ti?
Descubre cómo podemos vencer a los celos y la envidia

David conoció a Jonatán, hijo del rey, e inmediatamente se estableció entre ellos un fuerte lazo de amistad. Jonatán lo amó como a un hermano, e hizo un pacto con él, y selló el pacto dándole su túnica, su espada, su arco y su cinto. (1 Samuel 18:4)

No se si lo sabías, pero una victoria representa un verdadero peligro. De hecho, es más fácil que seamos derrotados por nuestras victorias. ¡Difícil de creer! Pero lo que quiero decirte es que a veces, nuestras bendiciones se convierten en maldiciones si no sabemos cómo actuar ante ellas. Afortunadamente, acabamos de leer un ejemplo de cómo tú y yo podemos permanecer firmes ante el éxito.

Las Escrituras dicen que después de que David venció a Goliat, Saúl, el rey de Israel, hizo a este pequeño campeón parte de su casa.

Ahora bien, Saúl tenía un hijo, Jonatán y este joven era alguien sumamente bendecido, porque estaba destinado a ser el futuro rey de Israel. Pero ¡oh sorpresa! Un día aparece un pequeño chico que derrota a un gigante y obtiene más fama y poder que el futuro rey de Israel, y luego se entera que fue a David a quien el profeta Samuel ungió como futuro rey de Israel. En vez de sentir envidia o estar celoso de la fama de David y del poder que ahora tenía, Jonatán se unió a David y ¡celebró su victoria! De esta forma Jonatán no mostró ni un poquito de celos o resentimiento. Él se rindió a sí mismo a la voluntad de Dios y se regocijó en la victoria de David.

Déjame preguntarte: ¿Cómo hubieras respondido tú ante esta situación si hubieras sido Jonatán? Ah, en carne propia sé que es bien difícil, pero esa es la lección tan importante que debemos aprender. ¡No estamos solos en la guerra espiritual! Hay otros más que están también en la batalla enfrentando gigantes. Así que necesitamos aprender a celebrar las victorias de los demás. Esto nos asegurará el que Dios nos continúe dando más y más victorias.

Moraleja: Pon tu orgullo a un lado y regocíjate en las victorias de los demás guerreros que están obteniendo victorias en el nombre del Señor Jesucristo.

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