La Fe De Miriam

Seguimos con la fe. Ahora le toca a la otra Miriam (es que el nombre de la madre de Jesús también es
Miriam, pero lo hemos traducido como María), pero ahora usaré el ejemplo de Miriam, la hermana de Aarón y Moisés para ejemplificarte la fe.

Sin duda, el momento más emocionante y maravilloso que vivió el pueblo judío fue el día en que finalmente pudieron decir: ¡Somos libres de la esclavitud! Déjame ponerte en contexto. Por más de 400 años habían vivido en una tierra que no les pertenecía, como arrimados al principio, pero después esclavizados. Hasta que el Señor envió a Moisés a informarles que el Señor lo había enviado para pedir a Faraón que los dejase en libertad, porque YHWH, el Dios de Israel, quería que su pueblo celebrara fiesta en el desierto.

Pero hubo un problemita, al llegar Moisés, éste y su hermano Aarón se presentaron ante Faraón, y al decirle lo que YHWH, el Dios de Israel ordenaba. Faraón se puso sumamente enojado, y en vez de dejarlos ir, les aumentó la carga de trabajo. Obviamente el pueblo dejó de tener fe (es decir, ya no creía que lo que Dios mandó a decir a través de Moisés era verdad). Y más aún, cuando después de 9 intentos, Faraón se ponía peor.

Finalmente, en el décimo intento, Faraón deja salir al pueblo de Israel. Pero se topan con el Mar Rojo, y entonces la duda nuevamente, ¿cómo pasamos al otro lado? Y peor aún, al darse cuenta que Faraón se arrepintió de dejarlos ir y ahora viene tras de ellos con todo su ejército: o a matarlos o a esclavizarlos, entre que son peras o manzanas, el miedo se hizo presente. La fe desaparecida.

Pero entonces sucedió lo más increíble: Dios abrió el Mar Rojo, mientras que se puso entre su pueblo y Faraón y su ejército mientras pasaban el Mar. Ya del otro lado, vieron como el ejército de Faraón se adentraron para darles alcance, pero entonces Dios soltó el mar nuevamente y ahogó al ejército. ¡Por fin eran libres! Ahora sí podían celebrar FIESTA en el desierto.

Entonces Miriam y las doncellas tomaron panderetas e instrumentos musicales y a cantar y a danzar, que la fiesta apenas acaba de comenzar. Pregunta... ¿de dónde sacaron esos instrumentos musicales? ¡Obvio! Ellas jamás perdieron la fe (siempre se mantuvieron creyendo que lo que Dios dijo sería), así que sabían que se haría fiesta, por tanto se prepararon.

¿Cuantas veces hablamos de fe, pero no actuamos conforme a lo que hablamos? Pedimos a Dios la lluvia, pero no nos preparamos para mojarnos (o no mojarnos) con ella. Pedimos porque familiares cambien, pero no estamos dispuestos a cambiar nosotros para recibirles cuando vengan. Pedimos por prosperidad, pero no trabajamos. Pedimos para pasar un examen, pero no estudiamos. Pedimos por quien será nuestra pareja, pero no nos enamoramos primero de Dios para ser una buena pareja para esa persona. En pocas palabras, es más fácil habar de fe, que actuar con fe.

Que nuestra fe se transforme en acciones que reflejen las Palabras que Dios ha hablado (promesas) a tu favor. He escuchado decir que los milagros inpiran a la fe, pero yo he experimentado que mi fe (reflejada en mis acciones) es la que inspira a mi Dios a hacer los milagros.

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